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Con poemas y alabanzas

La procesión del Cristo del Buen Suceso cierra una celebración que rememora antiguas tradiciones eldenses

La procesión del Cristo del Buen Suceso en Elda

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Fueron dos horas y media de sentida devoción las que Elda tributó anoche a su patrón, al Cristo del Buen Suceso, que regresó al templo de Santa Ana una hora antes de que despuntara la madrugada. Los fuegos de artificio pintaron dibujos de colores en el oscuro cielo cuando la imagen llegó a la calle Juan Rico y se detuvo la procesión.

Pero antes se produjo el momento más conmovedor de la velada. Lo protagonizó María Salud Sirvent mientras declamaba el tradicional poema ante el Santísimo. Unos versos que comenzó a recitar su abuelo, continuando su padre hasta que le tocó a ella tomar el relevo. No pudo contener las lágrimas, la voz se le quebró y la escena acabó entre aplausos, con el lanzamiento de pétalos desde las casas aledañas y la intensa emoción de quienes vivieron el inefable momento.

Y también desde un balcón de la calle Pedrito Rico el eldense Francisco Javier Gil cumplió con otro viejo rito. «Las calles se llenan de gente al paso del Cristo del Buen Suceso, patrono de Elda. Y a Él podemos pedirle trabajo para nuestras gentes, salud para nuestros hijos y que el clamor de los eldenses llegue al cielo», exclamó Gil tal y como se viene haciendo desde hace cien años. Y todavía recibió el patrón las alabanzas de Elisa Beltrán, la pregonera de las Fiestas Mayores de 2016, cuando alcanzó el Casino Eldense poco antes de las diez de la noche.

Con el disparo de una palmera retomó El Cristo la marcha a hombros de los fieles costaleros de la Cofradía de los Santos Patronos. Sólo los vítores rompían el respetuoso silencio entre las calles engalanadas. Y cuando la talla cruzó por segunda vez la puerta de la iglesia, llegó en Elda el momento de la inevitable despedida.

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