La ralentización del mercado y la demanda inestable están detrás de la reducción del volumen económico que ha sufrido la uva de mesa en origen. También influye la competencia de otros países como Chile o Perú, la uva en conserva y la presión que está haciendo la gran distribución, que llega a vender al público incluso por debajo de los costes de producción del agricultor. «La gran distribución no se aprieta el cinturón, si no que paga mucho menos al resto y se queda tan airosa. Resulta muy fácil acaparar beneficios comprando en campo por 0,50?/kg y después ofrecerlo al doble al consumidor, pero a nosotros nos están hundiendo», se lamenta el responsable comarcal de Asaja, que exige medidas legislativas encaminadas a corregir estos abusos. Otro de los problemas es el trato que las grandes cadenas ofrecen a un producto de calidad diferenciada como es la uva de mesa. Hay supermercados de Alicante que ofrecen la variedad Aledo como uva blanca sin distinguir sus excelentes cualidades, mientras que en Gandía sí destacan la procedencia de la uva con la bandera de España, la de la Comunidad y la etiqueta de Uva de Mesa Embolsada del Vinalopó.