Novelda despidió ayer a su patrona tras un mes de festejos con el traslado de la venerada imagen de Santa María Magdalena desde la iglesia de San Pedro hasta el santuario de La Mola. Como marca la tradición, a las cinco de la madrugada comenzaron a voltear las campanas que anunciaban el gran momento. Cientos de fieles acudieron a misa y a las siete de la mañana la talla partió en una procesión que se convirtió en romería cuando, media hora más tarde, enfiló el camino del castillo siguiendo la dulzaina y el tamboril.

Cincuenta mil aleluyas impresas con la poesía «A besar vuestros ojos he venido», del palentino Javier Castrillo Salvador que ha sido el ganador del II Concurso de Aleluyas de la Comunidad de Penitentes de Santa María Magdalena, se unieron a las que lanzaron los descendientes de la familia de Daniel Beltrá «El Roget» al llegar la comitiva a la calle Emilio Castelar. Y unos metros más adelante, en la calle San Roque, se realizó la suelta de las palomas que emprendieron el vuelo con los primeros rayos del sol entre los aplausos de los noveldenses. La Santa llegó a los pies del santuario a las nueve y media de la mañana y en las paradas previas fueron cientos las personas que se acercaron a la imagen para acariciarla, pedirle protección y presentarle a sus hijos para recibir su bendición. Y a las diez, una vez cumplido el rito de la subida de la Santa, llegó el turno de almorzar en el emblemático monte de La Mola.