Los contertulios eldenses fueron recibidos por el alcalde de Biar, Julio Sanjuán Martínez, que les acompañó en su visita al edificio neoclásico del siglo XVIII que ocupa el Ayuntamiento y a otros inmuebles históricos de la localidad. Una «experiencia deslocalizadora» que los integrantes de La Tertulia van a seguir cultivando para conocer otros pueblos y otras formas de gobernarlos.

Así han relatado ellos su visita a Biar:

Recientemente un numeroso grupo de la Tertulia, visitamos Biar invitados por su alcalde Julio Sanjuan Martinez, gracias a la intercesión de Juan Pascual Azorín, contertulio y buen amigo de Julio de sus tiempos de frenética actividad política por toda la provincia. La idea es conocer otros pueblos y otras formas de gobernarlos. Comenzamos la visita en el Ayuntamiento, edificio neoclásico de 1793, situado en una plaza conformada en otro de sus laterales por la Iglesia de nuestra Sra. de la Asunción. El alcalde nos recibió en su despacho presidido por un bellísimo cuadro de nuestro querido artista Miguel Ángel Esteve con una vista del arc del Jesús o puerta de Castilla que daba acceso a la medieval villa de Biar.

Después entramos al precioso salón de plenos presidido por el "Cristo de la Sala" con una curiosa historia que nos contó el concejal de Patrimonio Joan Lluís Escoda así como los trabajos de restauración y embellecimiento con pinturas murales y grandes óleos de los reyes Maria Cristina de Borbon y Alfonso XII cedidos por la Diputación alicantina; de aquí bajamos a los sótanos, antigua cárcel, donde se encuentra el archivo histórico municipal, con interesantes manuscritos perfectamente restaurados y conservados.

Julio nos acompañó luego a recorrer su pueblo, del que se siente especialmente orgulloso ,y se le nota, destila emoción y cariño por cada uno de sus poros cuando nos enseña la casas señoriales, sus preciosas calles, las antiguas murallas, sus arcos medievales, nos detalla mil anécdotas y lo que está haciendo el ayuntamiento para conservar y rehabilitar decenas de casas y rincones: la casa del marques de Villagracia, la casa de los panes, el arco de san Roque y de Jesús, las ermitas que construyó Jaime I, la bonita y señorial calle Mayor, la Iglesia de la Asunción, el Convento de Capuchinos de 1720, que alberga la Casa de Cultura y la sede universitaria, el Centro Social José Hernandez, sin olvidar su magnífico castillo del siglo XIII, Monumento Nacional o el Santuario de la Virgen de Gracia. Biar es un pueblo con mucho encanto y muchas cosas por ver y disfrutar, muy fotogénico donde se puede disfrutar y mucho de las pequeñas cosas autenticas de un pueblo que no mira hacia adentro sino que quiere enseñar a todos su belleza. Julio, antes de despedirse, nos asombró a todos diciendo que están trabajando en un proyecto para los próximos 50 años, que contenga lo que quieren que sea Biar a largo plazo; y con tesón y buenos mimbres seguro que hacen unos cestos perfectos. A esto se le llama tener las ideas claras, saber los caminos a seguir para conseguir esa meta y Amor a Biar, uno de los pueblos mas bellos y mejor conservados de la Comunidad Valenciana.

Se nos comentó, de pasada, que no llegan a 4.000 habitantes, con once concejales, cinco de ellos sin delegación y nosotros vimos en todo el Ayuntamiento a 6 trabajadores, contando al conserje.

Nos despedimos de Julio que tenía pleno y seguimos nuestra visita, primero a la Iglesia del siglo XV de estilo gótico tardío y con portada estilo plateresco valenciano que en su esquina derecha tiene una imagen en piedra de San Antonio Abad muy deteriorada. El interior de una sola nave y capillas laterales, destacando la Capilla de la Comunión del s. XVII, en otra capilla entrando a la izquierda tiene una bella imagen de San Antón moderna y de muy bella factura. Seguimos paseo y en una esquina de la misma plaza nos encontramos con el Museo Etnográfico Municipal en un edificio de tres plantas del siglo XIX muy bien configurado y representando la cultura, tradiciones, fiestas y ocupaciones laborales de 100 años hasta ahora. Terminamos la visita y fuimos a comer al lado mismo del Museo en el hotel rural y restaurante La Fasana donde nos deleitaron con una contundente y sabrosa olleta de trigo. No nos fuimos de Biar sin llevarnos unos dulces recuerdos: turrones y dulces navideños recién hechos de Heretat de Soler.