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Planos de dos refugios antiaéreos de Novelda y la fábrica de armas «Número 4» en una imagen panorámica del año 1945 y en otra foto del recinto interior en 1939. | ARCHIVO MUNICIPAL DE NOVELDA

El rastro de la guerra en Novelda

El Ayuntamiento quiere estudiar y poner en valor los 13 refugios antiaéreos y las dos fábricas de armas de la contienda

Novelda, al igual que Elda, Monóvar y Petrer, albergó un gran contenido histórico durante la II República con su industria de guerra centrada en la producción de material bélico y de equipamiento, y con los refugios antiaéreos diseminados por el casco urbano. Por eso la concejalía de Patrimonio que dirige Mado Abad trabaja en la narración de un discurso histórico conjunto de aquel momento y estudia incorporarse a la ruta «Del Vinalopó al exilio».

El rastro de la guerra en Novelda

Según explica José Luis Pellín Payá, archivero municipal y técnico de Memoria Democrática, se han documentado en el Archivo Municipal la existencia de 13 refugios antiaéreos. La construcción se inició a partir de mayo de 1938 a medida que el frente se desplazaba hacia el Levante y Teruel. Se crea la Junta Local de Defensa Pasiva, y se anuncia el 1 de mayo en el periódico local Reflejos con este texto “Hoy va a emprenderse la construcción de refugios que, tanto el pueblo como los combatientes noveldenses que se hallan en la vanguardia, han venido pidiendo desde algún tiempo”, y más adelante añade “El ambiente popular se ha sentido como aliviado ante la realización de los refugios donde poderse defender de posibles ataques aéreos”. Su construcción se realizó de un modo frenético, con personal útil asignado para las peonadas, además de añadir al mismo tiempo personal fuera del horario de sus respectivos trabajos. Para sufragar de los gastos de la construcción de los refugios, se realizó por suscripción popular además de la esencial aprobación municipal, más algunos donativos voluntarios y espontáneos, entre los que destaca la aportación de 25.000 pesetas de los propietarios de la industria textil Hijos de Luis Sala Seller.

Recortes del periódico local Reflejos donde se anuncia el inicio de los trabajos para construir los refugios.

De los 13 refugios sólo se conservan dos planos en el Archivo Municipal y destaca el emplazado en la actual Glorieta donde también se instaló, en la azotea de un edificio próximo, una ametralladora antiaérea y una alarma que sonaría en el momento del avistamiento de los aviones enemigos. Los 11 refugios restantes están documentados pero requieren de una ardua labor de localización e identificación salvo el que apareció años atrás en la plaza de España durante unas excavaciones arqueológicas próximas al Ayuntamiento. Suman un total de superficie construida de 1.913 metros cuadrados con capacidad para albergar 15.355 personas.

El rastro de la guerra en Novelda

Durante la Guerra Civil española se diseñó y elaboró un tipo de ofensiva aérea desconocido hasta el momento: el bombardeo estratégico de zona sobre poblaciones situadas alejadas del frente. El conflicto español llegó a convertirse en un laboratorio en el que se ensayaron nuevas armas, tácticas y estrategias, que se emplearían y desarrollarían posteriormente en la II Guerra Mundial. "Es curioso constatar que en Novelda no cayó nunca ninguna bomba, aunque sí es cierto que se avistarían los aviones que se dirigían a Alicante y su costa, provocando una gran alarma en la población", informa Pellín añadiendo que "sabemos que los trabajadores que construyeron los refugios, recibían su sueldo semanal por las hojas de nómina de jornales de la Junta de Defensa Pasiva, y en función a su categoría, oficial o peón recibían 18 pesetas día y 5,50 pesetas respectivamente. Las hojas de jornales documentan el periodo de construcción de los refugios, desde el 9 de mayo de 1938 a 1 de abril de 1939, es decir, la actividad de protección y defensa de la población perduró hasta el fin de la guerra".

Un recibí manuscrito del sueldo por un jornal de trabajo en la construcción de un refugio de Novelda.

Respecto a la construcción de los refugios se han encontrado dos tipos. El primero construido en forma de galerías, de 2 metros de ancho por 2,40 metros de altura con bóveda en ladrillo hueco, a 13 metros de profundidad y sin dependencias en espacios diáfanos. El segundo tipo de refugio, los pertenecientes a las fábricas de armas, se encuentran a 9 metros de profundidad, con un techo bóveda de tres metros de grosor de hormigón armado, distribuido el espacio para una de 455,65 metros cuadrados, y para otra de 273,30 metros cuadrados, en departamentos electrificados, con botiquín y servicios sanitarios.

Hoja de jornales de mayo de 1938 para quienes participaron en la construcción de refugios en Novelda.

En aquellos años la población de Novelda rondaba los 9.000 habitantes pero albergó gran cantidad de evacuados y refugiados del frente bélico además de la mano de obra de sus dos Fábricas de Armas. La llamada «Número 3» se encontraba en el emplazamiento del actual Mercado de Abastos y en su subsuelo también se excavó un gran refugio antiaéreo. En 1938 se la consideró la mejor fábrica de cartuchería de España, con la maquinaria más moderna de Europa. La dirigió el ingeniero socialista Mario Alberola y la producción estimada del calibre 7,92 mm llegó a los 4.030.005 cartuchos y 8.400.000 balas semanales. Una munición apta para su uso en la ametralladora inglesa Maxims, el fusil ametrallador, el fusil de cerrojo Mosin, el mosquetón y la carabina Danung.

El rastro de la guerra en Novelda

La otra fábrica, la «Número 4», se encontraba en la confluencia de la calle Sentenero con Maestro Ramis. Ocupaba una superficie de 13.000 metros cuadrados y se construyó sobre una antigua bodega. La dirigió un comité de la CNT-FAI, con una producción semanal de 112.000 kilogramos y la existencia del único polvorín conocido en la población. Esta fábrica se dedicaba a la fundición, laminación y corte en disco del material necesario para la fabricación de cartuchos, balas, laminado y fuselaje de aviones. Albergó el refugio antiaéreo más grande de la ciudad, con capacidad para 4.000 personas, y en 1940 se convirtió en una cárcel. La «Número 4» se desmanteló y parte de sus vigas de acero se emplearon para terminar de construir el Santuario de Santa María Magdalena. Además, la escoria del metal fue recogida por los más pobres de la posguerra en Novelda para poder venderla a peso y ganarse el sustento diario.

La entrada de las tropas italianas en Novelda en el año 1939.

"Novelda fue una ciudad de retaguardia y de asimilación de la población evacuada de diferentes procedencias del ámbito territorial de la República, marcada con la llegada de evacuados a medida que se iban desplazando los diferentes frentes de guerra, y a ello hay que sumar, la existencia de dos importantes fábricas de producción de material armamentístico. Todo ello, convierte a la ciudad de Novelda en un espacio lleno de vestigios de la Guerra Civil. Unos no estudiados y otros superficialmente, conformando un conjunto histórico con un gran potencial a la hora de narrar el discurso histórico de la comarca en el final del conflicto bélico", señala por último el archivero municipal y técnico de Memoria Democrática, José Luis Pellín Payá.

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