El cauce del río Vinalopó ha sido invadido, entre los términos de Elda y Sax, por un tipo de alga que suele aparecer con los vertidos de aguas fecales o el exceso de fertilizantes de uso agrícola. Hace justo un año la llamada Enteromorpha intestinalis ya hizo acto de presencia en el cauce como indicativo de la presencia de aguas eutrofizadas poseedoras de una gran carga orgánica que constituyen la contaminación más importante de los aportes hídricos de ríos, lagos, balsas y pantanos. Este proceso se origina por el exceso de nutrientes en los caudales, principalmente nitrógeno y fósforo, que proceden mayoritariamente de la actividad del hombre a través de los residuos urbanos así como la actividad ganadera y agrícola.
La consecuencia directa de este fenómeno, unido a la actual ola de calor, será la explosión de malos olores por la putrefacción de las algas, lo que generará una proliferación de mosquitos y la muerte de los invertebrados y las colonias de pez fartet presentes en las aguas del Vinalopó por la reducción de los niveles de oxígeno. A ello cabe añadir la sucia y deplorable imagen que ofrece el río en Elda, en la zona donde acaba el cauce de hormigón, con todo tipo de residuos entre los que hay sillas y hasta botellas de butano.
En estos términos lo ha explicado la bióloga Ana Campo, presidenta del Observatorio del Vinalopó, la asociación que vela por la conservación del río desde su nacimiento en Banyeres hasta su desembocadura en Santa Pola. Tal y como ya hizo el año pasado, el colectivo ecologista ha solicitado a las autoridades competentes -en este caso la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ)- que realice un estudio para determinar el origen del brote de las algas y, una vez identificado, tratar de localizar el origen del vertido.
La Enteromorpha intestinalis es una especie anual, más frecuente en primavera y al inicio del verano, aunque crece durante todo el año, en especial en sitios donde existe escurrimiento de agua dulce ya que prefiere zonas salobres de salinidad reducida. No es la primera vez que aparece en el cauce del Vinalopó pero hacía mucho tiempo que no se detectaba una cantidad tan abundante como en los dos últimos años.
En cualquier caso el río ya sufrió en marzo de 2021 un vertido de origen desconocido. La espuma blanca que arrastraban sus aguas desde el término municipal de Villena hasta el de Elda, pasando por la Colonia de Santa Eulalia, Sax, El Chorrillo y El Pantano, se debía a la presencia de detergentes. De hecho, sobre el cauce flotaban pequeñas «galletas» de espuma blanca que multiplicaban su volumen ante los saltos de agua que oxigenan el caudal.
Esta situación motivó las quejas de los grupos ecologistas y la apertura de una investigación por parte del Seprona. Sus agentes estuvieron supervisando el cauce en Elda y en Villena, y posteriormente realizaron indagaciones en sus depuradoras de aguas residuales. En ninguna de las dos plantas los excedentes hídricos que se estaban arrojando al río superaban los parámetros máximos que permite la normativa vigente. A pesar de ello los agentes del Seprona siguieron realizando pesquisas, sin obtener ningún resultado positivo, para localizar el origen del vertido.
La presidenta del Observatorio del Vinalopó descartó entonces que se tratase de un vertido fecal pero denunció que «lamentablemente nos encontramos con más de lo mismo». En opinión de Ana Campo el problema fundamental es que "la sociedad está desconectada del ciclo hídrico y que formar a los escolares porque se ha demostrado que constituyen un vector de influencia positiva sobre sus padres". Para la experta medioambiental "ante una Administración desaparecida en la defensa y protección del entorno natural, y ante una sociedad con falta de información y de sensibilidad hay que volver a actuar sobre la ciudadanía y no esperar nada de los poderes públicos".
A su juicio "estamos caminando hacia atrás en este tipo de problemas y lo que le está ocurriendo al río es un claro y triste ejemplo", subraya por último.
