Elecciones generales 23J

El PSOE fía el final de la campaña a que Feijóo y Vox no sumen y la investidura sea inviable

Los socialistas ven el bloqueo como la única salida el 23J y asumen que no habrá votos para un Gobierno de la izquierda, que requeriría, además, el apoyo de Junts

La imagen de Pêdro Sánchez en un cartel electoral.

La imagen de Pêdro Sánchez en un cartel electoral. / José Luis Roca

Marisol Hernández

El PSOE continúa inmerso en un vaivén emocional, entre la excitación y el desánimo, que convierte esta campaña también en una lucha contra sí mismos. La depresión del batacazo del 28 de mayo se intentó tratar con el chute de la convocatoria electoral. Durante algunos días dio resultado. Después, el rápido pacto entre el PP y Vox en la Comunidad Valenciana, el lío en Extremadura, la radicalidad de los perfiles que la ultraderecha ha impuesto en las instituciones o que los populares aceptaran el concepto de violencia intrafamiliar, contribuyó a mantener ese impulso.

Las encuestas apuntaban a un recuperación del voto socialista hasta que el tropiezo de Pedro Sánchez en el debate con Alberto Núñez Feijóo ha hecho que cunda la desazón y que el PSOE parezca de brazos caídos. Fuentes del partido admiten que ha afectado al "estado de ánimo interno" pero consideran también que ese cara a cara tan bronco "cambia poco voto".

Estas semanas han sido para los socialistas una toma a tierra con la realidad electoral. La sensación inicial de que el golpe del 28M no había sido tan fuerte, en número de votos, se ha esfumado. En el ecuador del 23J los socialistas han asumido que es prácticamente imposible reeditar el Gobierno de coalición y que la batalla es lograr que no se produzca una suma de PP y Vox. Que entre ambos no alcancen la mayoría absoluta (176 escaños) y en la Cámara no haya suficientes votos de otros grupos para completarla.

Según distintas fuentes consultadas, tanto en Ferraz como en la Moncloa han aceptado que en esos términos se plantea la batalla. Y eso sí creen que lo tienen aún al alcance de la mano. "Estamos por encima de lo que dicen las encuestas", asegura un barón territorial. "Va a ir mejor de lo que parece", defiende también otro. En las federaciones se argumenta que estas son unas elecciones más bipartidistas y eso les favorece.

Fuentes de la dirección socialista apuntan a que si "movemos 6 o 7 escaños de bloque, Feijóo y Abascal no van a gobernar", en referencia a algunos diputados en liza que consigan finalmente el PSOE o Sumar por las vicisitudes del reparto, circunscripción a circunscripción". Eso unido a que, como publicó este periódico, confían en que los acuerdos de Feijóo con la ultraderecha lleven a parte del voto socialista más moderado, que pensaba apoyar ahora al candidato popular, a reconsiderar esa decisión.

No hay números para una investidura de Sánchez

En el PSOE ya nadie habla de una victoria de la izquierda que les permita permanecer en el Gobierno. No andan con la calculadora, contando votos para una posible de investidura, sobre todo porque no parece factible el apoyo de Junts. Por eso el objetivo realista es que Feijóo tampoco lo logre. Si no suma automáticamente con Vox, "no puede hablar con nadie", destacan en Ferraz, en referencia a que el PNV se autoexcluye y habría que ver qué hace Coalición Canaria y Teruel Existe, con Vox en la ecuación del nuevo Ejecutivo.

Los socialistas necesitarían que juntos PP y Vox bajen de los 170 y se sitúen en el entorno de los 165 porque ahí, mantienen, Génova se queda sin juego. Si para un desbloqueo hace falta la abstención del PSOE, ya han dejado claro que no se producirá, lo que abocaría a un repetición electoral.

Recuperar el pulso

La cuestión es cómo recuperar el pulso tras el bajón anímico que ha supuesto el fallo de "subestimar" a Feijóo en el debate. Sánchez y Ximo Puig lo intentaron este sábado en Valencia. Hoy domingo el presidente se encuentra en Barcelona. En esta última semana el único acto que parece seguro es el cierre de la campaña en Fuenlabrada (Madrid), donde ya se inció la carrera del 23J. El resto está abierto.

La recta final está muy condicionada por sus obligaciones como jefe del Ejecutivo. El lunes y martes viaja a Bruselas para la cumbre UE-CELAC, el miércoles es el debate a tres en TVE (el candidato popular no ha querido participar y se celebrará entre Sánchez, Yolanda Díaz y Santiago Abascal) y apenas queda el jueves y viernes para organizar mítines en las provincias donde detectan que están bailando escaños. Habrá actos del presidente en las circusncripciones en que se requiera un refuerzo.

La semana será otra vez prolija de entrevistas en los medios de comunicación para que el mensaje de Sánchez llegue al mayor número de personas Pese a este esfuerzo final, en el PSOE hay muchos que dan por segura la derrota y vaticinan que PP y Vox "suman sobradamente".