PERFIL

Ana Barceló, la niña inquieta que gestionó la lucha contra la pandemia

La candidata socialista es abogada, abstemia, buena lectora y mejor conversadora - Su capacidad para imitar voces, entre sus secretos mejor guardados

La alcaldable socialista, frente al edificio en el ejerció como abogada antes de entrar en política

La alcaldable socialista, frente al edificio en el ejerció como abogada antes de entrar en política / Jose Navarro

C. Pascual

C. Pascual

Ana Barceló Chico (1959) era una niña muy inquieta que pasaba mucho tiempo en la calle en su Sax natal y a la que le encantaba hablar con las personas mayores. En esos años, la socialista disfrutaba de Alicante y de sus playas. «Mi familia solía venir muchísimo al Postiguet. Las excursiones eran familiares. No se reducía al núcleo familiar, sino con cuñados de mis padres, primos... Era un día para pasarlo y disfrutarlo juntos. Veníamos buscando el calor y el mar. Y hueco en la playa», asegura Barceló echando la vista atrás.

De niña, también disfrutaba, ya en casa, con su grupo de teatro y con algo que pocas personas saben, imitar voces. Sin embargo, pese a esa incipiente vena artística, Barceló acabó estudiando Derecho. «Me gustaba defender las causas perdidas, y personas mayores me aconsejaron estudiar esa carrera. Me fui a València, porque en Alicante aún no estaba montada la facultad», explica la alcaldable socialista en un banco del parque de Canalejas, frente al edificio de Ramón y Cajal en el que trabajó durante años como abogada en la capital alicantina en el despacho en el que arrancó su trayectoria profesional, que echó a andar en Elda.

De esa experiencia universitaria en el Cap i Casal, Barceló rememora conversaciones con algunos de esos profesores, entre los que recuerda con especial cariño a la también socialista Carmen Alborch. Tampoco olvida las noches que salía para ejercer de conductora. «Nunca he sido nocturna, pero salía para llevar en coche a los amigos de fiesta porque no bebo. Nunca he bebido», prosigue la sajeña Barceló, quien prefiere una sobremesa con la familia y los amigos, una de sus preferencias para ocupar el tiempo libre, junto a la lectura, aunque le dedica menos tiempo del que le gustaría: «Unas doce o catorce páginas por la noche, no más».

Barceló está casada y es madre de dos hijos, a los que agradece su apoyo incondicional a su carrera en la política. La socialista empezó en «lo público» como alcaldesa de Sax, entre 2003 y 2011. Luego fue diputada de las Cortes Valencianas y gestionó la Conselleria de Sanidad durante la pandemia de covid, una experiencia que le dejó huella. «No había diferencia entre el día y la noche. Iba del despacho de la conselleria a la soledad de mi casa. Las noches pasaban en blanco, y encima estaba sola», relata la ahora alcaldable socialista en Alicante, quien recuerda que esas noches eran de absolutas contradicciones fruto de esa tensión: «Necesitaba hablar con los míos, pero a su vez no tenía ganas de hablar con nadie. Al final me refugiaba en el silencio». En esos duros meses de confinamiento, Barceló perdió a su madre. Como recuerda Ximo Puig, la socialista decidió quedarse en València para seguir al frente de la conselleria en unos días tan complicados para todos.

De conseguir el objetivo en el que se embarcó a finales del pasado año, por decisión directa de Puig, Barceló se convertiría en la quinta persona no nacida en Alicante, tras la restitución de la democracia, que alcanza la Alcaldía, tras Ángel Luna (Madrid), Luis Díaz Alperi (Oviedo), Sonia Castedo (Ribadeo) y Miguel Valor (Alcoy). El 28M se verá si se suma a la lista.