Al menos un tercio de nuestra vida cotidiana, si no es más, la dedicamos al trabajo, por lo que se convierte en fuente necesaria de conocimiento y de problemas. Por este motivo, contar con un graduado social se presenta imprescindible.

Contratos, nóminas, despidos, IRPF, altas, bajas, IT, prestaciones, subsidios, convenios colectivos, vacaciones, Seguridad Social, etc, son algunos de los conceptos, entre otros muchos, que los graduados sociales manejan diariamente como expertos en derecho del trabajo y de la Seguridad Social, sin olvidarnos de su intervención en la jurisdicción social por lo que además, deben de interpretar toda la maraña de leyes, reales decretos, convenios colectivos, Estatuto de los Trabajadores y demás cuestiones legales que interfieren tanto en las empresas como en los trabajadores o incluso en los administrados si pertenecen el colectivo de las prestaciones sociales.

Hoy en día, la norma es muy cambiante, es necesario estar al día de todas las publicaciones e interpretaciones de las normas de trabajo y seguridad social para poder aplicarlas con seguridad. Para el graduado social, estar actualizado y formado no sólo es una obligación sino una necesidad y para ello cuenta con el apoyo constante en información y formación por parte del Colegio de Graduados Sociales.

La figura del graduado social se consuma como una necesidad social. Para ver el alcance de esta afirmación cabría preguntarse, ¿qué ocurriría si el colectivo decidiese no realizar su labor durante un determinado tiempo? Seguramente se produciría un colapso en el sistema español ya que muchas de las tareas que diariamente se realizan ante las distintas administraciones quedarían sin realizar. Las administraciones no serían capaces de absorber todo el trabajo diario de millones de trabajadores y cientos de miles de empresas sin la labor que realizan los graduados sociales y que nadie más tiene capacidades para llevarlas a cabo.

M.ª Antonia Oliva, presidenta del Colegio de Graduados Sociales de Alicante.

Todo esto en cuanto a gestión documental, pero también hay un apartado de consultoría y asesoramiento jurídico. Lograr la paz social es uno de los compromisos que todo graduado social pretende en la profesión, y para ello es necesario una formación adecuada tanto del profesional como del empresario. Hacer entender a trabajadores y empresarios las normas en vigor, su mejor cumplimiento y llegar a acuerdo en la propia empresa para que la organización no sufra es una de las tareas preventivas de mayor importancia. Evitar pleitos, sufrimientos por ambas partes, y llegar a acuerdos justos es un gran reto en la profesión que beneficia a la sociedad entera.

En la actualidad tenemos cambios legislativos laborales, que no serán los últimos, que tendrán que aplicarse con el mayor rigor, a pesar de que toda norma crea sus propias lagunas. Por todo lo antedicho, el graduado social es una figura imprescindible y con una gran proyección de futuro.