Municipalismo, todos a una

El salón de plenos de un ayuntamiento es la estancia política más propicia para dejar a un lado las ideologías que separan a los políticos y trabajar juntos para hacerle la vida más fácil a los vecinos

Foro Interior, celebrado en noviembre en Viver (Castellón).

Foro Interior, celebrado en noviembre en Viver (Castellón). / INFORMACIÓN

Rocío Cortés Grao | Presidenta Federación Valenciana de Municipios y Provincias

Cada ciudadano tiene una ideología política que defiende entre su grupo de amigos y hace valer con su voto. Detrás de cada ideología, hay un modelo de sociedad. Pero eso es sólo una parte de la política; en el día a día, lo que el ciudadano de a pie espera de los políticos es que resolvamos problemas con los que se enfrentan, y en la mayoría de los casos éstos tienen poco que ver con la ideología y mucho con la buena o mala gestión, y con la voluntad de ayudar a los demás.

Que este tipo de asuntos dependen poco de la ideología lo sabemos bien los ayuntamientos, porque somos el punto de encuentro entre el ciudadano y el resto de Administraciones Públicas. Somos la administración cercana, la primera a la que se dirige el ciudadano. Los alcaldes y concejales somos los políticos con los que se codean los ciudadanos en el bar o en la panadería, y los que le reciben en el ayuntamiento para escuchar sus problemas, esperando que se lo solventen, sean o no de su competencia. En ese sentido, los políticos amigos de los ciudadanos, porque los amigos están para eso, para echar una mano ante las dificultades. Y eso es igual en una gran ciudad como Torrevieja que en una pequeña pedanía de la Vega Baja. No hay, o no debería haber, ideología política a la hora de echarle una mano a un vecino para acceder a una ayuda social a la que tiene derecho, para tener el pueblo limpio o para arreglar un columpio que se ha roto en el parque. 

Por eso, el salón de plenos de un ayuntamiento es la estancia política más propicia para dejar a un lado las ideologías que separan a los políticos y trabajar juntos en lo que une, que es hacerle la vida más fácil a los vecinos, mejorar los servicios públicos, mantener las calles seguras y limpias, etc.

Foro Interior, celebrado anualmente para tratar las problemáticas que sufren los pueblos  de interior de las 3 provincias de la Comunidad.

Foro Interior, celebrado anualmente para tratar las problemáticas que sufren los pueblos de interior de las 3 provincias de la Comunidad. / INFORMACIÓN

Prueba de que esos problemas cotidianos no tienen ideología es que suelen ser los mismos, o muy parecidos, en todos los municipios, independientemente de su tamaño o su población.

De ahí la necesidad de las federaciones de municipios y provincias, y es que, alcaldes y concejales debemos estar permanentemente formándonos y compartiendo experiencias y proyectos. Lo que ha funcionado en un pueblo de El Comtat puede ser la solución para otro de la Marina Alta, aún cuando los municipios estén gobernados por partidos políticos distintos. Las necesidades también suelen ser las mismas cuando competen a administraciones públicas superiores y es bueno que nos unamos para exigirlas, y una vez más independientemente del color político de cada ayuntamiento o de cada consellería. No olvidemos, que los ayuntamientos somos la puerta de acceso del ciudadano a la Generalitat e incluso al Gobierno de la nación. Alcaldes y concejales tenemos más facilidad de acceso a un conseller que cualquiera de nuestros vecinos, especialmente los más desfavorecidos.

Los ayuntamientos debemos estar coordinados entre nosotros y todos juntos con las diputaciones y la Generalitat. Eso facilitará que la voz del municipalismo sea atendida. No olvidemos nunca que nos debemos a nuestros vecinos y ellos, cuando tienen un problema, no quieren saber nada de las cuitas y diferencias entre administraciones ni entre políticos de distintos partidos. Lo que quieren son soluciones, sea cual sea la administración. Ellos se dirigen a su concejal o a su alcalde, que es a quien tienen fácil acceso, y confían en que él o ella se encargarán de los trámites necesarios para dar con la solución.

Y es que al final, lo que los ciudadanos esperan de los políticos es que sean eficaces y eficientes. Eficaces para lograr los objetivos, es decir; para solucionar el problema planteado. Eficientes para optimizar los recursos que se emplean en esa solución. Esto último es crucial porque los recursos siempre son finitos. Salen de los presupuestos y estos a su vez de los impuestos que pagan los vecinos. Esos impuestos dependen de la riqueza que se genera el municipio, en la provincia, la región, o el país. Pero la riqueza hay que crearla. No es como el aire, que está ahí y sólo tienes que cogerlo. La riqueza hay que generarla cada día y no hay otra forma de hacerlo que con trabajo y esfuerzo y eso lo aportan los comerciantes que cada día levantan la persiana de su negocio, los trabajadores que madrugan para ir a la fábrica o al campo, o los empresarios que cada mes se juegan su patrimonio personal para mantener en pie su negocio. Por eso los políticos tenemos la obligación no solo de ser eficaces, sino también eficientes: de optimizar los presupuestos, de velar porque a cada céntimo se le saque el mayor rendimiento posible. De hacer aquello que nuestras abuelas decían de sacarle 6 pesetas al duro (cuatro céntimos a cada tres céntimos de euro).

XVI Asamblea de la FVMP, en la que se celebró la elección de Rocío Cortés.

XVI Asamblea de la FVMP, en la que se celebró la elección de Rocío Cortés. / INFORMACIÓN

En el caso de las administraciones públicas, la eficiencia está ligada a la agilidad. No podemos ahogar a nuestros vecinos en burocracia; en papeleos y en gestiones que a veces se duplican, se eternizan y desesperan al ciudadano que acaba yendo de ventanilla en ventanilla o de web en web. De ahí la importancia de la coordinación entre administraciones y colaboración entre ayuntamientos. El ciudadano tiene que percibir que somos ágiles en la tramitación de las gestiones que necesita para abrir su negocio, para montar la terraza de su bar, para conseguirle una prestación, o para acometer las obras necesarias que eviten que su calle se convierta en un río cada vez que caen cuatro gotas. Son solo algunos ejemplos que desesperan y enfadan a los ciudadanos cuando ven que todo se retrasa por discusiones entre nosotros o por querer meter ideología política donde no tiene cabida.

No debemos seguir confiando en un aumento presupuestario para solucionar cualquier problema. Al menos no sin antes habernos asegurado de que ya hemos hecho todo lo posible para solucionarlo con los recursos de los que ya disponemos. Solo entonces conseguiremos que los ciudadanos nos vean como aliados, como amigos. 

Alicante es una provincia con un territorio muy peculiar, en el que coexisten municipios muy poblados con otros que forman parte de la España despoblada. Junto a municipios como Alicante con 337.304 habitantes o Elche con 234.205, Torrevieja con 82.842, Orihuela con 78.940 o Benidorm con 69.118, en la provincia hay 179 municipios con menos de cien habitantes. Alicante es, junto con Madrid y Barcelona, la provincia española con mayor número de extranjeros. Hay municipios industriales como Elche o Alcoy; turísticos como Benidorm o Torrevieja, y agrícolas como los de la Vega Baja. Pero por encima de estas diferencias de población, tipo de economía o tamaño, están las personas que tienen problemas similares, sobre todo los más desfavorecidos, que son los que más necesitan a su alcalde y a sus concejales, y que tienen problemas muy similares vivan en una ciudad como Benidorm o en un pueblo como Almudaina.

Todos sabemos que hay pocas cosas más gratificantes en la vida que ayudar a los demás, y eso, en política, es más fácil cuánto más cerca se está del ciudadano. Y en eso, los alcaldes y concejales somos los políticos que más fácil lo tienen. Dediquémonos, pues, a ello.