Valentín Botella apenas acertó a balbucear. El vicepresidente del Hércules, que había descolgado el teléfono móvil tras leer inscrito en la pantalla el nombre de Jesús García Pitarch, comenzó a escuchar un segundo después la voz del administrador concursal, a quien el valenciano le había dejado el aparato abriendo la opción de manos libres. A partir de ahí, durante unos minutos que debieron parecerle interminables, Valentín Botella tuvo que aguantar el chaparrón y escuchar un durísimo sermón de Alfonso García Cortés, indignado por unas declaraciones realizadas por el de Orihuela en torno a la destitución de Mandiá. Tras colgar, Botella -que conoció después que el administrador había pedido su destitución- se mordió el labio sin retirar de su mente a Pitarch, a quien apartó de la lista de aliados al entender que el que le relevó en el sillón presidencial le acababa de poner el pie de los caballos.

El desencuentro con Botella es uno más en la lista que Pitarch viene engordando en el Hércules, donde repite sin cesar que sólo confía en Paco Ors, su segundo.

No era, la citada anteriormente, la única "patada" del valenciano en el rostro de Botella. Unos días antes, el vicepresidente tuvo que capear con su familia y los bancos a resultas del anuncio realizado por Pitarch en un encuentro con la Prensa. El valenciano dejaba caer la necesidad de que los acreedores Botella y Ortiz se "olvidaran" del dinero que reclamaban en el proceso concursal para dar viabilidad al club en el futuro. En el caso de Ortiz daba igual, dado que su deuda había sido declarada subordinada (de difícil cobro), pero a Botella, que salvaba como ordinaria una deuda de 2,7 millones de euros, le colocaba entre la espada y la pared. Con todo, Botella no se ha postulado todavía por el recambio de Pitarch.

El campo de batalla en el consejo se extendió con Vicente Farach, otrora consejero de confianza del nuevo presidente herculano, que recibió un estufido que ha enfriado la relación al límite. El cónsul de Marruecos en Alicante aconsejó al dirigente valenciano tender la mano a Sergio Fernández en pos de unir fuerzas para recomponer la delicada situación de la entidad, sugerencia que Pitarch se tomó poco menos que como una afrenta y que desembocó en una desautorización en toda regla para que no continuara por ese camino. Farach observó en la actitud del valenciano una "vendetta" que antepone cuestiones personales a las necesidades del Hércules.

De las palabras a los hechos ha pasado, asimismo, José Ramón Solano, presidente de la comisión del 90 aniversario del club y hasta hace poco hombre con el que Pitarch tenía un trato cercano hasta el punto de ser el gran valedor de la llegada de Quique Hernández al banquillo del Rico Pérez.

Solano ha acabado por ver en el exdirector deportivo del Atlético a un directivo incapaz de llevar a buen puerto las negociaciones que se precisan para salvar el escollo de la Liga de Fútbol Profesional en el convenio que se debe firmar para sacar al club del proceso concursal. El proceso de deterioro que observa en la entidad le ha llevado a proponer a Ortiz "alicantinizar" el consejo directivo sustituyendo a Pitarch por Juan Alameda, exdirectivo herculano en anteriores etapas (formó parte de las juntas de Rico Pérez, José Torregrosa y Aniceto Benito). Junto a Alameda, Solano pretende enrolar también a Fernando Andrés, Emilio Orgilés y Rafael Chacón, asimismo dirigentes del club alicantino en otras épocas.

Como rúbrica final -de momento y amén de la conocida animadversión con el director deportivo, Sergio Fernández y el consejero delegado, Carlos Parodi- García Pitarch encuentra en los porteros del Rico Pérez y empleados de la oficina otro batallón enemigo. Muchos de ellos están convencidos de que el presidente tiene claro que les va a incluir en un ERE en breve, lo que provoca que el ambiente en la sede del estadio sea poco menos que irrespirable.

Ortiz barajaba pagarle con acciones

En tanto no actúe el Instituto Valenciano de Finanzas ejerciendo su derecho a pignorar las acciones del Hércules, Enrique Ortiz seguirá dirigiendo cómo y hasta cuando quiera los destinos del club. Con ello, es el propio Ortiz quien tiene, hoy por hoy, el poder de decisión para mantener o no a Pitarch en el cargo, dado que el ahora presidente todavía no posee la firma que mantiene el consejero delegado, Carlos Parodi. En los últimos meses se llegó a dar por hecho que esa firma quedaría en manos de Pitarch, pero lo cierto es que hoy por hoy sigue en poder de Parodi, cuya opinión sobre el valenciano es recíproca: No se pueden ni ver. Otra de las incógnitas nunca desveladas es qué tipo de contrato ata al de La Pobla con el Hércules. Al parecer, Enrique Ortiz tiene intención de sustituir el papel moneda por acciones del club una vez se proceda a la ampliación de capital y logre capitalizar la deuda que se declaró subordinada. Eso si antes no decide tirar por el camino de enmedio y concluir la relación con un "hasta luego". t.c.