José Emilio Munera

A caballo entre dos siglos, hemos visto al Rico Pérez aplaudir a Boria en el 0-3 contra el Cartagena, las lágrimas de Sigüenza en Badajoz, el orgullo de Vicente Compañ tras volver a Primera en el 96, al «Nene» Humberto salir de rodillas del campo en acción de gracias y a Sanabria profanar el Bernabéu.

En el lado oscuro de esta larga historia, también hemos visto episodios turbios en el ascenso de Irún y escuchado conversaciones vergonzosas de mandatarios del Hércules sobre el presunto amaño de partidos.

Ha habido casi de todo en estos años de luces y sombras, de más decepciones que alegrías, en los que siempre ha habido una constante: una afición entregada. A las duras y a las maduras; de generación en generación; en la calle y los mercados; en los bares y en las playas. En mayor o menor número, una hinchada blanquiazul siempre fiel y orgullosa de sus colores y su equipo, que son señas de identidad de esta ciudad.

Por todo ello, hoy es el día de la plantilla y del cuerpo técnico. Hoy os toca a vosotros corresponder a tantos años de devoción, sufrimiento y compromiso. Hoy jugáis por toda la gente blanquiazul; por los niños; por los 300 valientes que viajaron a Cádiz el domingo; por los que en la Liga regular os animaron en Xàtiva y en El Collao... Jugáis por un sentimiento y por miles de emociones. Hacedlo con grandeza y ambición porque casi cien años de historia os contemplan hoy en el Rico Pérez. Cuando hay tanto en juego, no es momento para dudas, cálculos de probabilidades, miedos, ni reservas de energía. Esta afición es generosa y sabe agradecer y recompensar el esfuerzo. No se piden milagros, sino entrega máxima, convicción y resistencia a la derrota. Quien todo lo da, nunca será un perdedor.