«Sí se puede». El atronador grito de guerra con el que el Rico Pérez echó el telón a la agónica eliminatoria contra el Toledo cobró todo su sentido en el mismo momento que Carlos Calvo apuntó a la escuadra para acabar con la resistencia del equipo de Vicente Mir en el Ramón de Carranza. El golazo de falta del exblanquiazul a cinco minutos del final del primer asalto por el ascenso deja al Hércules sobre el alambre y sin margen de error, pero si hay un traje que se ajuste sin arrugas a la medida del conjunto alicantino ese es el de funambulista. Obligado a no poder fallar una jornada tras otra para clasificarse para la promoción, primero, y luchar por el primer puesto hasta la última jornada, después, este Hércules se caracteriza por su espíritu indomable para rebelarse contra el destino. Lo lleva grabado a fuego en su ADN, compartido con una afición que lejos de rendirse cree más que nunca en que el ascenso a Segunda División es posible.

Así lo anuncia la locura desatada por la remontada entre la hinchada blanquiazul, motor de un club decidido a resurgir de sus cenizas con el apoyo incondicional de toda una ciudad para la que el Hércules es mucho más que un simple equipo de fútbol. Está escrito. Lo dice su himno y lo escenifica las largas colas de aficionados que a lo largo de toda la semana se han agolpado en las taquillas del Rico Pérez para empezar a ganar desde el corazón la madre de todas las batallas. La primera piedra ya está puesta y ahora sólo falta que los gladiadores de Mir trasladen al ruedo el fervor que emanará de las gradas del coliseo alicantino y de la masiva concentración de aficionados que esperarán al autobús del equipo en la rotonda de Campo de Mirra desde dos horas antes del partido.

A pesar del 1-0 en contra con el que afrontará su cita más importante del último lustro, el Hércules sueña por derecho con volver a corretear por el fútbol profesional dos años y 85 partidos después de certificar en Anduva su particular descenso a los infiernos. Tras sólo cuatro temporadas desde que celebrara en el Stadium Gal de Irún su regreso a la aristocracia del balompié nacional, saboreando aún como si fuera ayer triunfos de época como el del Camp Nou ante el Barça de Guardiola (0-2) o el del Rico Pérez ante el Atlético de Madrid campeón de la Europa League (4-1), el conjunto blanquiazul consumaba el mayor de sus fracasos con un descenso a Segunda B que hoy aspira a enterrar para siempre.

Sólo 90 minutos y el Cádiz separan ahora al Hércules de recuperar su sitio en la historia y lograr un ascenso que se le negó injustamente la pasada temporada tras ser atropellado en el Ramón de Carranza. La chirigota orquestada por el colegiado Sánchez Laso en forma de penalti inexistente privó a los alicantinos de acceder al tercer y definitivo asalto a la Segunda División, categoría que hoy confía en asaltar ante el mismo rival pero en distinto escenario. Doce meses después, las más de 20.000 almas que esta noche alentarán desde la grada serán blanquiazules. El desenlace final se rueda a las 21.00 horas en el Rico Pérez.

Un camino tortuoso

La trayectoria del Hércules hasta situarse en la antesala del ascenso ha sido casi mimética a la del pasado curso, cambio de entrenador incluido a la vuelta de Navidad. Si hace una temporada fue Manolo Herrero el que relevó a Pacheta en el banquillo alicantino, conduciéndolo hasta las eliminatorias por el ascenso y haciendo méritos para al menos llegar hasta donde hoy está el Hércules, esta campaña ha sido Vicente Mir el encargado de guiar la nave blanquiazul a las puertas del éxito tras el cese del técnico jienense a mitad de enero.

El Hércules ha arrastrado toda la temporada el lastre de su paupérrimo arranque de curso. Como si aún estuviera aturdido por el fatal desenlace del Carranza, el conjunto entonces dirigido por Manolo Herrero tan solo fue capaz de lograr un triunfo en las seis primeras jornadas, sumando apenas seis puntos de 18 posibles. Números pírricos que adentraron al preparador andaluz en un callejón sin salida. Así, y pese a que el equipo encadenaría una racha de 15 jornadas consecutivas sin perder, el primer traspié envuelto en derrota, acabó costándole el cargo a Manolo Herrero. A falta de 17 jornadas para la conclusión del campeonato, y con el equipo a nueves puntos del líder, Vicente Mir asumió el reto de clasificar al Hércules para la promoción y de pelear el primer puesto del grupo al Villarreal B y el Reus.

El cambio de imagen y dinámica del equipo en los tres primeros partidos del técnico valenciano al frente del grupo desató la euforia en el entorno blanquiazul, más aún por la entidad de los rivales -Villarreal B, Lleida y Reus- y el valor de los puntos en juego para no descolgarse del grupo de aspirantes a las cuatro primeras plazas. Entonces llegó el Barça B al Rico Pérez, en su mejor racha del curso, para decretar de nuevo el estado de escepticismo (0-2). Era domingo, 14 de febrero, fecha de la última derrota hasta su visita al Carranza.

El desatado sprint final firmado por el cuadro alicantino le permitió alcanzar la última jornada de Liga con opciones reales de terminar primero. Finalmente acabaría tercero, quedando emparejado con el Tudelano en la primera eliminatoria de la promoción. Sendos triunfos por la mínima (0-1 y 1-0) permitieron al equipo de Mir enfrentarse al Toledo en la siguiente ronda, eliminándolo tras ganar 0-1 en el Salto del Caballo y empatar de forma agónica en el Rico Pérez (2-2) pese a adelantarse 2-0 en la primera parte. Hoy, y tras la primera derrota en cuatro meses y medio, toca remontar para tocar el cielo con los dedos.

Las claves

1- No encajar goles

El Hércules ha dejado su portería a cero en 20 de los 37 partidos jugados en Liga y en tres de los cinco de promoción. Un gol del Cádiz le obligaría a marcar tres,

2- La fortaleza del Rico Pérez

El conjunto blanquiazul ha logrado once victorias en Liga en el Rico Pérez, a las que hay que sumar su triunfo por la mínima ante el Tudelano en la promoción.

3- Marcar más de un tanto

Los alicantinos han anotado dos o más goles en 14 partidos de Liga y en uno del playoff, logrando 13 resultados que valdrían para ascender o alcanzar la prórroga.

4- El embrujo de la grada

La afición debe jugar un papel importante esta noche, llevando al equipo en volandas desde el mismo calentamiento y marcando el primer gol desde la grada.