Los acusados gestos de dolor en el rostro de Javier Acuña más de tres minutos después de haber recibido la patada de Eusebio Monzó presagiaban lo peor. Con el transcurso del encuentro, ya sustituido y con la zona afectada envuelta en hielo, el «Toro» continuó con el mismo rictus serio que destilaba abiertamente su preocupación. Razones no le faltaban.

Después de pasar una noche aliviada por el antiinflamatorio, el delantero del Hércules, que apenas ha podido defender el escudo cien minutos en lo que va de liga, fue sometido a una primera exploración mientras el resto de compañeros participaba en la sesión de recuperación habitual de lo lunes posteriores a un partido.

En ella, se confirmó que el fuerte golpe que le propinó «Euse» a los cinco minutos de arrancar el choque, casi en la primera pelota que le llegaba al paraguayo (y que el colegiado no consideró grave porque lo resolvió sin amonestación), había hecho bastante mella.

En la entidad blanquiazul confiaban en que todo hubiera quedado en la contusión y que, pasadas las horas, el dolor remitiera. Pero no fue así. Cuando Acuña fue explorado por los servicios médicos del club se comprobó que el dolor, inalterable, se localizaba en la cabeza del peroné, una zona sensible porque en ella confluyen varios músculos de la pierna y el ligamento externo de la rodilla.

Aunque a primera vista, con el análisis manual del doctor, todo hace indicar que no hay fractura ósea (el peor pronóstico posible) hay que descartarlo por entero. Para eso, Acuña se someterá hoy en la clínica Tesla a un examen radiológico completo que certificará el alcance exacto de la lesión que sufre. Solo unos días antes del partido en Buñol, el Toro celebraba haber dejado atrás la fractura de la fascia plantar que le mantuvo cinco semanas alejado de los terrenos de juego.

90 días parado

Dependiendo de lo que se observe en la resonancia magnética, el paraguayo permanecerá de baja más o menos tiempo. Si el golpe del central del Atlético Levante le hubiera abierto una pequeña fisura, el paraguayo podría estar hasta un mes y medio de baja. Existe cierta tranquilidad en el entorno del jugador y en el propio club porque consideran que el parón de la competición, que no regresa hasta el 10 de enero, juega a favor del futbolista, sin suerte desde que viste como blanquiazul.

Ismael Falcón se lamenta tendido en el césped

El otro damnificado del derbi autonómico en la Ciudad Deportiva de Buñol, Ismael Falcón, restó ayer trascendencia a la molestia en la ingle que notó casi al final del partido y que le tuvo cojeando hasta el pitido final. El capitán del Hércules tiene una sobrecarga que no reviste mayor gravedad y de la que ya empezó a tratarse ayer, durante la leve sesión de recuperación. El portero está convencido de que este leve percance físico no le privará de estar con el equipo, en la vuelta de la liga, en el envite de proximidad frente a La Nucía.