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La cuarta categoría, el corral de los fracasos

Setenta y tres clubes tienen plaza para la Segunda RFEF y entre ellos están Hércules, Intercity, Eldense y Alzira. Falta conocer qué tres equipos completarán el que debería ser el nuevo grupo 3

Pasan los días, pero la sensación de rabia y desolación persiste. Mirar el mapa de los territorios que conformarán la cuarta categoría del fútbol español el próximo curso no ayuda a paliar el malestar. Alicante ha perdido su estatus, ha caído al corral de fracasos ambulantes tuteladas por la Federación y, lo que es peor, está obligada a salir de él cuanto antes para no morir de inanición en 2022.

Los blanquiazules ya conocen a 14 de sus adversarios la campaña que viene. La Segunda RFEF la conformarán, si Luis Rubiales no improvisa más novedades, 90 equipos distribuidos en cinco grupos de 18. Eso invita a pensar que la distribución de los mismos se asemejará bastante a los de la extinta Segunda División B.

La competición en la que se integrarán a partir de agosto Hércules, Intercity, La Nucía, Eldense y Alzira –todavía en fase embrionaria pese a la premura–, tendrá como principal característica el premio del ascenso directo del campeón de cada uno de ellos, sin rondas eliminatorias ni duelos entre líderes, como hasta ahora ocurría en la Segunda B. Ganar la Liga te eleva a un estadio superior.

El resto, hasta completar los 10 que deben subir, se resuelven –según explicaron en la única reunión mantenida a este respecto entre patronal y clubes–, en un «play-off» a partido único (y sin tandas de penalti), en el que concurren del segundo al quinto clasificado. El mejor ubicado en la tabla se mide con el peor. Quien supere las dos rondas salta a la Primera RFEF. Lo que no está claro es si esa minipromoción se disputa contra los conjuntos del mismo grupo o si habrá un sorteo que salpique a los demás. Lo que sí se conserva es la sede única para dilucidar los ascensos, una circunstancia que facilita la labor recaudatoria de la Federación y perjudica a los clubes, que se quedan sin las mejores taquillas del curso. Además, la venta al operador televisivo también resulta más práctica y, en teoría, más atractiva.

Si Rubiales apenas tiene claro cómo va a articular la Primera RFEF, antesala del fútbol profesional, la Segunda queda aún más detrás en su orden de prioridad. Parece condenada al olvido de los responsables de Las Rozas, los mismos que se han inventado una reestructuración forzosa del planeta fútbol, con la excusa de modernizar la competición, cuando más le perjudicaba a todo el mundo y cuando menos ingresos se podían recabar.

Un puzzle complejo

De los 90 clubes que formarán la Segunda RFEF, ya hay 73 localizaciones fijas. Faltan por decidirse 17 plazas, que saldrán de los distintos «play-off» de ascenso de los grupos de Tercera División que concluyen este fin de semana. A la espera de que se complete definitivamente el mapa, lo que este verano va a resultar más laborioso que nunca es la composición de los cinco bloques si se pretende ajustarla al modelo de proximidad geográfica (y ahorro) que imperaba en la Segunda B. Los alicantinos, si todo se ajusta con sentido común, se cruzarán con los equipos baleares y con los catalanes. Cuando finalice la postemporada, entre los tres territorios aportarán 17 conjuntos. La RFEF deberá decidir si el que resta para cerrar un hipotético Grupo 3 debe salir o no de Aragón, como ha venido sucediendo hasta ahora. Si es así, el elegido sería el Teruel, pero no está ni mucho menos claro.

Otra opción sería adherir al Melilla –que se queda descolgado– en el bloque de los alicantino. Eso provocaría cinco traslados fuera de la Península como visitante, dado que uno de los equipos que falta por ascender de Tercera proviene de las Islas Baleares. El fútbol queda lejos... pero al final todo llega.

Hércules, Numancia, Córdoba y Murcia, los grandes fiascos

A mediados de temporada, algunos de los clubes con más peso histórico que competían en Segunda B flirteaban con el desastre. Su clasificación para la Liga Pro (Primera RFEF) estaba en suspenso. Al final, equipos como el Racing de Santander y el Deportivo de la Coruña, siguiendo el mismo camino que el Hércules, pero acabando en el sitio correcto, hicieron los deberes. Por contra, los grandes fracasados han sido el Real Murcia, el primero en quedarse sin opciones; el Córdoba, que peleó hasta la última jornada; el Numancia, que descendía el año pasado a la tercera categoría y que este cae a la cuarta; y el cuadro de Manolo Díaz, escenificó en Llagostera, el último día, su caída al sótano del fútbol nacional. Otros equipos que sí han aprovechado la segunda fase para no quedar apeados de la tercera categoría han sido el Atlético Baleares, que en las últimas campañas siempre había luchado por ascender al fútbol profesional; el Racing de Ferrol, el Real Unión de Irún o el Cornellà. Por contra, el Recreativo de Huelva ha sido el gran derrotado, cayendo a la quinta categoría, donde también estará el Marbella del que salió David Cubillo.

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