El Hércules encontró el rumbo con un golazo de Bikoro. Como sucedió ante el Real Murcia, su tanto disipó dudas y acrecentó las virtudes. Por fin el Rico Pérez vio un partido claro de su equipo. Impecables en defensa y acertados en ataque. Dominando ambas áreas. Sergio Mora pese a la derrota en Socuéllamos apostó por mantener el once base con la presencia en ataque de Isaac Aketxe por el lesionado Acuña y Borja Galán por Borja Díaz de salida. Enfrente un rival de la zona media con un lavado de cara en el mercado invernal en busca de la reacción. Y en la ida como precedente positivo goleada a favor de los alicantinos. El envite arrancó entre bostezos hasta el minuto treinta. El Hércules controlaba pero sin presencia en el área rival y con un juego insulso.
Pero todo se rompió desde la banda de Borja Galán, con una asistencia que Federico Bikoro convirtió en un golazo por la escuadra. Un tanto que necesitaba el partido, el equipo local y la grada. Rompía el tedio y dejaba patente que el Hércules necesita estímulos positivos para crecer. El Pulpileño que estaba cómodo, sintió el golpe y empezó a menguar en la presión en el centro del campo. Al descanso el uno a cero se quedó corto para los méritos de los alicantinos, muy superiores en todos los conceptos del partido.
Quedaba rematarlo en la reanudación. Pese al triple cambio en el Atlético Pulpileño, el guión seguía similar. Con el dominio y control del Hércules en busca del llamado gol de la tranquilidad. Entró Raúl González por Pedro Sánchez, que no se recuperó de un golpe en el tobillo. Y el delantero encontró un tesoro en un pase de Aketxe que mandó con facilidad a la red. El segundo tanto imponía justicia en el marcador ante la superioridad local. Raúl Ruiz sentenció con el tercero, dos tantos con sabor alicantino. Otra vez el Pulpileño se convertía en el rival más propicio para los blanquiazules.
Al margen del poderío ofensivo, de nuevo el Hércules recuperó la firmeza defensiva, sin conceder al rival. El Rico Pérez no recordaba un final de partido tan plácido. Por fin los de Sergio Mora convertían su fútbol en un marcador abultado. Un triunfo necesario y que llega para calmar las aguas y encarar el futuro con más optimismo.
