El tiempo de los discursos preventivos o victimistas ha expirado. El Hércules hace agua y nadie parece saber cómo solucionarlo para evitar con ello que el proyecto o naufrague antes del parón navideño. Ángel Rodríguez no piensa dimitir (ni se le pasa por la cabeza) y, de momento, en el club, quienes aprueban las decisiones drásticas, no tienen previsto adoptar alguna en breve.

«Cuatro minutos de despiste nos han matado. Estábamos jugando bien en un campo complicado, hemos hecho lo más difícil, pero hemos vuelto a fallar, a no estar atentos», lamenta el preparador leonés, que sostiene que, incluso después del 2-1, su equipo «ha sido capaz de generar ocasiones, de hacer buen fútbol», refiriéndose a los dos detalles casi seguidos de Míchel al filo del descanso que se encargó de malograr el portero Marcos Pérez.

«No tenemos fortuna. Además, ha habido dos penaltis de libro que no nos han señalado. No quiero usarlo como excusa, pero se está convirtiendo en una norma y siempre nos perjudica a nosotros», protestaba el técnico del Hércules, que reconoció que fue expulsado por protestar ostensiblemente.

«Me expulsan porque todo el banquillo ha salido a protestar una acción, ha habido dos penaltis de libro sin señalar»

«No he sido yo solo, ha saltado todo el banquillo porque el error del árbitro era muy claro, pero me ha expulsado a mí», narra el entrenador blanquiazul. «Estamos viviendo una situación que no es normal. Tres tiros a puerta y tres goles. Yo no voy a aflojar. Entiendo todo lo que se habla en situaciones así en torno al futuro del entrenador, pero yo me rebelo contra todo. Soy un ganador y tengo fuerza para seguir adelante y darle la vuelta a esto que nos está pasando. Nunca voy a bajar los brazos, voy a tirar del carro mientras tenga la posibilidad», aduce Ángel Rodríguez.

Los jugadores del Hércules, en el centro del campo, lamentan el gol encajado en la primera parte. David Ramirez /LOF

«Sé que podemos cambiar, estoy convencido, porque lo he visto en las caras de los jugadores, que esta vez sí han entendido que necesitamos más esfuerzo, más actitud defensiva. Debimos haber reaccionado antes porque no es un problema de ahora, pero los jugadores tienen sus tiempos y ahora sí he visto que han entendido cuál es la situación real», desvela el líder del vestuario. «Sin defensa no vamos a ninguna parte», repite el preparador como si esa tarea no dependiera directamente del trabajo que realiza durante la semana con todo el equipo.