Segunda RFEF

Hércules: Terapia sin grupo... y sin fe

Lolo Escobar insiste en la enumeración de errores delante de la plantilla sobre el césped de Fontcalent después de reunirse con el máximo accionista y Paco Peña

Lolo Escobar se dirige a Mario Gómez mientras los demás están a lo suyo, el lunes, en Fontcalent.

Lolo Escobar se dirige a Mario Gómez mientras los demás están a lo suyo, el lunes, en Fontcalent. / Jose Navarro

Pedro Rojas

Pedro Rojas

«César, piénsalo. César, piensa», se escucha decir a Lolo Escobar al tiempo que el pivote de Cartagena se aleja del grupo malhumorado. Golpea un peto con el pie para sacarlo del campo con gesto contrariado antes de integrarse en un ejercicio con pelota, lejos de los titulares, que reposan sobre el césped o atienden a sus cosas mientras el entrenador sigue dando apuntes a ráfagas sobre lo acaecido la tarde anterior.

Minutos antes, el técnico había charlado con el máximo accionista y Paco Peña en un aparte de media hora que esta vez no incluyó a los jugadores, a quienes las regañinas de instituto o los discursos motivadores, colectivos o individuales, vengan de quien vengan, ya no le hacen mella. 27 jornadas después, el Hércules sigue buscando el fútbol que mejor se le dé y, lo que es peor, a los futbolistas más válidos para la tarea.

La noche después de regalarle dos puntos a un rival directo en la pugna por algo tan nimio como la quinta plaza no fue igual de larga para todos. Lo dejó claro en la sala de prensa Escobar justo después de ver cómo le empataban otro partido que tenía ganado justo cuando más defensores había apelotonado cerca de su portero. 

Las «regañinas» tras los fiascos han demostrado que no tienen ninguna trascendencia en el devenir de la temporada a falta de seis jornadas para el final

La detección de la desgana en parte del plantel que el técnico no duda en hacer pública, el señalamiento de culpables sin titubeos, el zarandeo sin escrúpulos a algunos de ellos, el cuestionamiento de la calidad del grupo, de su nivel futbolístico, que se multiplican en los momentos bajos sin autocrítica ni rubor, ha calado en el vestuario y eso no ayuda a fortalecer el ánimo ni a hacer piña, que puede que sea una labor casi tan importante en un gestor de grupos como decidir la táctica. Curiosamente, el mensaje que Lolo transmite a sus superiores es muy diferente al que deja flotando en la sala de prensa con mayor o menos dosis de veneno dedicado a los hombres que deben sacar el proyecto adelante. 

CUESTIÓN DE GALONES

Míchel lanzó un penalti que deseaban Jean Paul y Alvarito

►Once meses y un día necesitó el Hércules para volver a beneficiarse de un penalti. Míchel Herrero fue el encargado de la ejecución, pero antes de hacerlo tuvo que convencer a Jean Paul y Alvarito de que él era la mejor opción porque no había un especialista designado por el entrenador previamente. Ambos atacantes mostraron su interés al valenciano por chutar la pena máxima sin ningún resultado. El tercer capitán, después de una breve charla con ellos, colocó la pelota con detenimiento en la muesca de los once metros dejando claro que iba a ser él quien asumiría una responsabilidad que no se vivía en el equipo alicantino desde el pasado 1 de mayo. Míchel no falló 30 partidos después de que Raúl González anotara el último penalti pitado a favor del Hércules.

El preparador traslada al propietario un mensaje de tranquilidad, de sosiego, de confianza en las posibilidades del equipo y parece tener muy claro que estará en el sorteo de la promoción cuando acabe la temporada regular. Ayer, en el rato que compartieron ambos con el director deportivo y el asesor Jaime Aparicio cerca del todoterreno del fundador del Grupo Cívica no se sopesó la idea de que no hubiera final feliz a pesar del descrédito al que se ha sometido a buena parte del bloque, con o sin razón, y a la velocidad de descenso que ha adquirido el Hércules en las últimas 8 jornadas. En todo momento se habló de despertar, de recuperación y del bajón de calidad de los próximos rivales, todos por detrás del conjunto de Lolo Escobar en la clasificación.

Horas después de despacharse a gusto contra sus hombres, el técnico de Don Benito rebajó su discurso sobre el césped, volvió a incidir en los defectos, pero en un perfil mucho más bajo del escuchado en la sala de prensa del José Rico Pérez.

Los titulares se sometieron a una sesión de ejercicios de recuperación y el resto, incluido Ander Vitoria, el único que se quedó sin convocar por decisión técnica, realizaron trabajo de estrategia con simulaciones de ataque y defensa en espacios reducidos. César Moreno, el más señalado por su derribo a Jordi Cano en el tiempo de descuento, centró las dos conversaciones, la que mantuvo con el dueño y la de después, con pocos pendientes de sus palabras, relajados sobre la hierba, observando la actividad de los suplentes dirigida por el hermano del entrenador.

El efecto de la terapia a un colectivo distante, aburrido de oír reproches de muchas voces distintas se podrá comprobar el domingo en el Camp d’Esports. Las anteriores no han generado efecto positivo alguno, por eso el Hércules de Lolo Escobar parece estar en el mismo punto anímico que lo dejó Ángel Rodríguez. Hoy, la plantilla disfrutará de una jornada de descanso para metabolizar todas las denuncias y hacer propósito de enmienda. Sin embargo, lo que más les ayudará en Lleida no será eso, sino saber qué hacer con y sin pelota, que es la mayoría del tiempo.