El Hércules recupera el talento, la fe y la pegada

Recital ofensivo. Más colmillo, más pegada y decididos a ganar desde el primer minuto. Eso sí, con las mismas inseguridades atrás. Demasiadas ante un rival bisoño, desordenado, de contención débil, uno al borde del descenso. El Hércules ganó con soltura relativa, haciendo disfrutar a su gente la mayor parte del tiempo. Empujando hacia adelante, cometiendo errores y regalando en ocasiones, pero mordiendo en todo momento. Rascando, con el pie duro y el ansia demostrable de querer anticiparse al adversario desde la primera línea de presión. Así es más fácil. De ese modo puedes robar balones lejos de tu portería y cerca del área enemiga. Así hay que correr lo justo, sortear menos contrincantes y, como anoche, resulta más fácil hacer goles.

Alfonso Candelas vio la quinta amarilla y no viajará a Manresa y Alvarito salió del campo cojeando a los 65 minutos

Ganar siempre alivia, ayuda a olvidar los malos tragos. Si lo haces dos veces seguidas, apagas la cólera tribal y frenas de raíz las cacerías, los señalamientos, los deseos más iracundos de una hinchada harta de que se le desvanezcan todos los sueños, de despertarse de manera brusca, de que no le dure el estado de felicidad. El Hércules enlaza el segundo triunfo. Lo hace marcando tres goles con el derroche de esfuerzo habitual en los primeros tiempos, aquellos que se repetían con naturalidad antes del funesto mes de enero. Se reconcilió con su estilo, con sus mediocentros, con solo un futbolista sobre la hierba que no inició el curso, el único que ha demostrado valor titular, tener algo que faltaba. 

Tal vez por eso el equipo de Torrecilla emuló al de las mejores citas y se congració con su estadio el día que registró la mejor entrada de la temporada: más de 9.000 gargantas coreando cada uno de los tres goles. El marcador hace justicia, explica la superioridad local, la mejor disposición táctica de los blanquiazules, pero no refleja los fallos persistentes, la debilidad del bloque, que se agudiza cuando adelanta líneas, ni tampoco la demanda de intervenciones vitales de Carlos Abad para evitar sofocos.

El futbolista más rentable en la historia reciente del club apareció para exorcizar miedos, para eliminar lastres y para que el José Rico Pérez se olvidara de lo accesorio y se centrara en lo importante: animar sin descanso a lo largo de un partido ciertamente vibrante.

45 minutos eléctricos

La primera mitad dio para mucho, y casi todo bueno. Para ver galopadas de Alvarito superando líneas en eslalon, sin descanso, driblando incansable, tirando a portería, centrando, contragolpeando. Coscia, omnipresente arriba, primero envió un balón a la madera. Minutos después, se quedó a un centímetro de marcar a puerta vacía desde el suelo, pero, desequilibrado, pateó el aire y rozó el cuero en vez de golpearle. A la media hora, cabeceó sin dirección ni fuerza un envío preciso desde la banda al punto de penalti.

Esa fue la cara amable, la que debió valer para tumbar al Saguntino. Pero hubo otra. Una más agria. Una con un gol anulado a Néstor Querol por un fuera de juego más que dudoso. Una con un paradón de Abad a disparo claro desde la frontal de Fermín y otra, con mano dura abajo, para repeler un zapatazo franco de Alejandro. Todo eso sucedió, pero, por suerte para el Hércules, no se reflejó en el marcador hasta que Javi Moreno botó un saque de esquina tenso al primer palo y la fortuna, o un adversario, o la coronilla de Mangada lo acarició lo justo para desviar la trayectoria del vuelo y darle a los locales el premio de adelantarse justo antes del descanso.

El colegiado anuló un gol al conjunto romano en la primera mitad muy dudoso cuando el marcador era de 0-0

Ese tanto le inoculó al conjunto de Torrecilla más energía y la aprovechó para cercar al equipo romano, mucho menos suelto que en la primera parte. El técnico sacó de la ecuación a Coscia a los 56 minutos y Mendes se encargó de cerrar el choque en solo 120 segundos. El pichichi del equipo, sin marcar desde el 10 de febrero, aprovechó la primera que tuvo para redondear un día bonito, uno de esos que te reconcilian con el escudo. Javi Moreno le quitó la bola al exherculano Javi Pérez y asistió al bisauguineano, que se orientó la pelota con un control rápido, se coló en el área y disparó cruzado dejando en una acrobacia estéril la excelente estirada de Salva de la Cruz.

Jonathan Risueño trató de lavarle la cara a los suyos, de aligerarle las cargas, el peso a la espalda de un marcador de cien toneladas, pero sus rotaciones no le dieron para más que un derechazo de Pedro Torres desde fuera del área que, cómo no, se topó con Abad. Nico Espinosa, desde el punto de penalti cerró la goleada en el 80. Sus besos al escudo, feliz, se esparcieron por toda la grada. Todo llega, hasta la oportunidad de ganar una liga perdida.

FICHA TÉCNICA

► HÉRCULES: Carlos Abad, Samu Vázquez, Nolan, Josema, Candelas (Retu, 83’), Mangada, Roger Colomina, De la Nava, Javi Moreno (Ketu, 83’), Alvarito (Nico Espinosa, 70’) y Coscia (Mendes, 58’). 

► AT. SAGUNTINO: Salva de la Cruz, Enrique, Javi Pérez (Guillermo, 75’), Roan Riera, Pedro Torres, Néstor Querol, Fran Mateu, Álvarez (Madi, 55’) (Javi Sánchez, 75’), Luis Navarro, Fermín Rodríguez y Alejandro. 

► GOLES: 1-0, Min. 41: Carlos Mangada. 2-0, Min. 60: Marcos Mendes. 3-0, Min. 82: Nico Espinosa (penalti). 

► ÁRBITRO: Javier García Rubio (Albacete), asistido en las bandas por Julián Sánchez García y Carlos Castell Orozco.

► T. Amarillas: a Roger Colomina, Josema y Javi Moreno, del Hércules, y a Pedro Torres del Atlético Saguntino.

► T. Rojas: sin expulsados. 

► ESTADIO: José Rico Pérez, con más de 9.000 espectadores en la grada (9.050, según el dato oficial. La Policía Nacional intervino para sofocar una situación tensa en la segunda parte entre parte de la afición y el banquillo visitante.