Color, ritmo e ilusión. El primer ingrediente lo pusieron la música y los vestidos, el segundo corrió a cargo tanto del público como de los participantes, y el tercero se puede ejemplificar con «el caso» de los venezolanos, una de las nacionalidades que participaron ayer en el Desfile Folclórico Internacional de las Hogueras, y que se trajo hace unos meses alrededor de cien metros de tela desde el otro lado del charco para poder vestir un traje realmente típico. Miles de personas asistieron a una cita desbordante.

Los nanos i gegants abrieron un encuentro cargado de energía y a la altura, un año más, de la etiqueta de «evento más multitudinario» de las Hogueras. Muy de cerca, y poco después de las 9 horas, les seguía la Banda Municipal de Alicante, que hacía sonar sus instrumentos con aparente calma después del reivindicativo arranque de la fiesta que protagonizaron en la Ofrenda de Flores el pasado día 20.

La avenida Alfonso el Sabio estaba repleta ya por estos momentos de residentes y turistas tanto a un lado como al otro del recorrido. Miles de personas se reunieron y vieron el desfile entre aplausos y teléfonos en alto para inmortalizar la ocasión.

Las representantes de la fiesta alicantina, con Aleida González y Andrea del Caño, Belleas del Foc adulta e infantil, respectivamente, dieron paso a costumbres que tienen lugar fuera de Alicante, como las fallas de València o la rondalla de Carcaixent. Después fue el turno de las Reinas de las fiestas de Castellón, la Reina Fallera de Burriana y la Reina de la Huerta de Murcia.

Enseguida pisó el ruedo la provincia de Alicante, y lo hizo con la representación de Moros y Cristianos desde Alicante, Crevillent y Villena. Luego bailes regionales, bandas de música y, en definitiva, el resto del ritmo que esconden puntos como Pinoso, Aspe, Hondón de las Nieves, Benejúzar o Torrevieja, entre otros.

Con casi cien metros recién traídos y una enorme ilusión por participar en el desfile, la Asociación de Venezolanos de Alicante, junto a otros colectivos, encabezaba el turno internacional con más de un centenar de participantes, dos carrozas, bailes y vestidos típicos. Un hombre y una mujer entonaban una canción que invitó y obligó a moverse al grupo que les seguía detrás. A ellos y a los asistentes, que no pudieron evitar marcar el tiempo con el pie ni desatar la cintura.

«Participamos cada año y nos encanta. Nos gusta mucho rescatar nuestra identidad al tiempo que nos integramos», explicó Carmen Sarango, presidenta de Americamanta, una de las dos asociaciones que visibilizaron ayer la cultura ecuatoriana. Las Asociación Abya Yala, también de Ecuador, abrió el turno de este país.

Bolivia, Paraguay, Armenia y Rusia siguieron con el desfile momentos después, con arranque en la Plaza de los Luceros, paseo largo por la avenida Alfonso el Sabio, paso por la Rambla y punto y final en el Ayuntamiento.

El colorido que inundó Alicante ayer fue terminando con un fundido al negro que corrió a cargo del Ballet Ópera de Ontinyent. «Ahora simularemos ser un grupo de arañas», bromeaban las bailarinas frente a una carroza convertida en una enorme telaraña.