Una empresa no llega a cumplir 100 años por casualidad. En Hijos de Antonio Ferre tienen clara la receta: innovación, fuerza de voluntad e ilusión. Así lo resume su presidente Alfredo Ferre, ya jubilado, pero que sigue en la empresa familiar, donde entró con sólo 14 años. Hoy son su hijo Alfredo, consejero delegado, y su sobrino como gerente quienes llevan el peso de una empresa que curiosamente nació para vender abono. «Fue mi abuelo Antonio quien compró un telar para fabricar los sacos de yute en los que vendía el abono porque había temporadas en las que el encargado tenía tiempo libre para hacerlo», cuenta Ferre. «Llegó un momento en que la demanda de sacos era tan grande que compró otro telar. Y ese fue el inicio de nuestra empresa», añade. Cien años después están presentes en casi todo el mundo al abrir el mercado a la exportación, cuentan con 140 empleados y ya han comprado terrenos anexos a su fábrica en Banyeres para ampliar el complejo.

Especializados en textil para el hogar, todavía realizan una partida de sacos al año para el Ejército como un guiño a sus raíces. De hecho, Ferre asegura que los valores iniciales de «seriedad y trabajo» siguen estando muy presentes. «Si no fuera así hubiera sido imposible mantenernos cuatro generaciones», apostilla. Y resume las grandes líneas de actuación básicamente en «no hacer tonterías». Otro de los ingredientes del éxito como empresa familiar ha sido limitar el consejo de administración a once personas entre las que sólo está presente una rama familiar. «Esto evita cargar a la empresa de sueldos improductivos», reflexiona.

Ferre no olvida la «clarividencia y voluntad de supervivencia» de quienes le precedieron ni el mundo cambiante en el que desarrollan su labor sus sucesores. «La empresa que no innova muere», dice. Una frase que podría ser el lema familiar. Aunque podría parecer que en el sector de la decoración textil está todo inventado, Ferre considera que «quedan muchos materiales por descubrir» de manera que la etapa actual es apasionante. «Las tendencias cambian y tú como empresa debes ser capaz de verlo el primero y utilizarlas. Buscar y encontrar lo nuevo antes que los demás», indica. Un buen ejemplo de las paradojas con las que se ha encontrado este grupo en su andadura sería el mercado chino. Hace quince años casi les arruina y hoy es uno de sus principales mercados. O lo que es lo mismo, vocación de supervivencia.

De sacos de yute para abono a estar en todo el mundo.

Capacidad de adaptación. Fue Antonio Ferre, el bisabuelo del actual consejero delegado quien empezó con una empresa de abonos. Comenzó a fabricar sacos de yute para vender su producto y compró un telar pero la demanda de sacos creció y tuvo que comprar otro telar. Esto ocurrió en 1914 y esos dos telares provocaron que la firma se centrara en el mundo textil. Todavía hoy envían una partida de sacos al Ejército cada año pero son sus diseños para el hogar los que están presentes en todo el mundo. El proyecto más importante en este 2015 es la ampliación de su complejo en unos terrenos anexos a su fábrica de Banyeres.