Crisis política

Tensión en la coalición de Gobierno de Israel por las disputas entre Netanyahu y Ben Gvir

Los miembros del Ejecutivo más derechista de la historia del país hebreo se enfrentan por los intentos del ministro de Seguridad Nacional de acaparar más poder

El primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu (izquierda), y el ministro de Seguridad Nacional Ben Gvir.

El primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu (izquierda), y el ministro de Seguridad Nacional Ben Gvir. / EFE

Andrea López-Tomás

Andrea López-Tomás

Mientras más de dos millones de personas se lamentaban bajo las bombas en la Franja de Gaza, el ministro de Seguridad Nacional israelíItamar Ben Gvir, expresaba su descontento. Los bombardeos nocturnos que acabaron con la vida de Hashel Mubarak Salman Mubarak, de 58 años, y destrozaron infraestructuras en el enclave le parecieron una respuesta "débil" al lanzamiento de cohetes desde la franja que apenas provocaron daños superficiales en las localidades fronterizas israelís. Desde entonces, Ben Gvir se ha enfrascado en una batalla de amenazas y reproches con el primer ministro Binyamín Netanyahu que ha llegado hasta el amago de dimitir de la coalición derechista. 

"El primer ministro, el ministro de Defensa, el Ejército israelí y los cuerpos de seguridad son los que supervisan los eventos sensibles y complejos relacionados con la seguridad a los que se enfrenta Israel", ha afirmado el Likud, partido de Netanyahu, en un comunicado después de que Ben Gvir le reprochara al líder israelí no haber sido invitado a la reunión de emergencia tras el lanzamiento de cohetes desde Gaza. "Si esto no es aceptable para el ministro Ben Gvir, no tiene que quedarse en el Gobierno", ha concluido el texto. La respuesta de la facción mayoritaria en la Kneset, el Parlamento israelí, dista mucho de la servidumbre que mostró Netanyahu hace un mes cuando Ben Gvir amenazó con irse de la coalición si se detenía la reforma judicial.

Los enfrentamientos verbales han ido escalando en la última semana. "Si no quiere a [su partido] Poder Judío en el gobierno, puede despedirnos”, ha dicho el ministro desde una casa privada en Sderot, una de las localidades alcanzadas por los cohetes.” Si no quiere un verdadero Gobierno de derecha, puede enviarnos a casa”, ha respondido a Netanyahu. Pero, pese a que, en un primer momento, amenazó con abandonar la coalición, después ha rebajado sus advertencias. “Nosotros no estaremos presentes para las votaciones en la Kneset hasta que el primer ministro comprenda e interiorice que el objetivo de este gobierno es ser un verdadero Gobierno de derecha”, ha añadido, a la vez que exigía al primer ministro que le invitara a las próximas reuniones de seguridad.

Menos poder en la coalición

Si Poder Judío cumple con su amenaza y continúa boicoteando el pleno de la Kneset, la coalición tendrá una estrecha mayoría de 58-56 y un gran dolor de cabeza. Aunque la situación es crítica, Netanyahu sabe que no debe entregárselo todo a Ben Gvir. Cuando el ministro amenazó con dejar el Gobierno el 27 de marzo si Netanyahu decidía congelar la legislación de la reforma judicial, el primer ministro le ofreció un compromiso firmado para la formación de una Guardia Nacional a cambio de que se quedara. Pero, desde entonces, Ben Gvir ha perdido poder en la coalición, ya que Netanyahu le ha invitado a irse si tan poco le gusta como funcionan las cosas. 

“Esto muestra que el pobre desempeño de Ben Gvir, como se refleja en las encuestas, ha llevado a un debilitamiento de la influencia que ejerce sobre el primer ministro”, analiza Eliav Breuer, en 'The Jerusalem Post'. “El ministro de seguridad nacional ya no tiene una amenaza creíble de renunciar al gobierno para posicionarse como una oposición a la derecha del primer ministro, ya que no ha podido convencer a los israelíes de que representa una mejor alternativa”, añade. El crecimiento de la ya de por sí elevada tasa de criminalidad y la virulencia de su discurso han disuadido al electorado de las capacidades del ultraderechista. Ya en marzo, los sondeos encuestas mostraban que la mitad de los israelís creían que Ben Gvir debería ser despedido.