Guerra en el este de Europa

La ofensiva de Ucrania se atasca: "Han minado el territorio y nos disparan a todas horas"

Una unidad de fuerzas especiales ucranianas desplegadas en las inmediaciones de Bajmut (Donbás).

Una unidad de fuerzas especiales ucranianas desplegadas en las inmediaciones de Bajmut (Donbás). / FOTO CEDIDA POR 'DED'

Ricardo Mir de Francia

Desde su posición en el flanco noroccidental de Bajmut, puede ver los esqueletos chamuscados de los bloques de apartamentos que puntean la pequeña ciudad del Donbás conquistada por las tropas rusas en mayo, un valioso nudo de carreteras que las fuerzas locales tratan de recuperar desde que comenzara su contraofensiva a principios de junio. “Nos disparan a todas horas y han minado vastas extensiones de terreno. La realidad es mucho más difícil de lo que dice públicamente nuestro Ministerio de Defensa”, confiesa 'Ded' desde un lugar indeterminado de la región, el nombre de guerra de un francotirador ucraniano al frente de una unidad de fuerzas especiales. “No hemos perdido la esperanza, pero en estos momentos, nuestras brigadas en el este son débiles y están exhaustas”, añade en una conversación con EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, del Grupo Prensa Ibérica, mantenida a través de Telegram. 

Bajmut es supuestamente el flanco donde más ha progresado la contraofensiva local, que continúa con enormes dificultades por los interminables campos de minas que han levantado las fuerzas ocupantes y la falta de superioridad aérea ucraniana. Esta misma semana el coronel general Oleksandr Syrskyi, comandante del Ejército de Tierra ucraniano, decía que sus militares han logrado “rodear parcialmente la ciudad”, hasta el punto que “se dan todas las condiciones para retomar su control”. Un optimismo que, sin embargo, contrasta con el relato que llega desde las trincheras. 'Ded' describe unas fuerzas ucranianas netamente superadas en número y armamento por los militares rusos, sin dominio de las posiciones elevadas que circundan la ciudad y obligadas a avanzar a pie para sortear los enjambres de minas. Y todo ello con escaso respaldo del moderno armamento occidental que, según el militar ucraniano, se habría reservado en gran medida para otras zonas del frente.  

Archivo - Zona de minas en Ucrania

Zona de minas en Ucrania. / EP

“El campo abierto está minado y te deja muy expuesto, mientras que los pocos parapetos de bosque que hay en la zona están bajo el ataque constante de la artillería rusa”, explica 'Ded', quien ha llevado una existencia itinerante desde que comenzó la invasión, con paradas en la defensa de Kiev, la reconquista de Jersón y la interminable batalla del Donbás. “Para llegar hasta la línea del frente hemos tenido que andar ocho kilómetros a 35 grados de temperatura con las armas, el agua y la comida a cuestas porque no se dan la condiciones para utilizar ningún tipo de vehículos”. Un vía crucis atentamente vigilado desde el aire por los drones rusos y rociado a menudo con los obuses enemigos. Las bajas, subraya, son constantes. 

Muchas bajas en ambos bandos

“Durante esos ocho kilómetros nos hemos topado con caminos llenos de cadáveres, tanto nuestros, como de soldados rusos. Y es muy difícil evacuar a los heridos cuando te disparan constantemente. Por regla general, necesitas a cinco personas para evacuar un solo cuerpo”, añade desde el frente. A su unidad solo le quedan seis soldados en plenas condiciones para combatir; el resto, ha muerto o está herido. 

El panorama no es muy distinto más al sur, en los frentes de Jersón Zaporiyia, la región donde más profusos son los parapetos defensivos rusos. Hasta tres líneas zigzagueantes y separadas entre sí de fosos antitanque, 'dientes de dragón', búnkeres y campos minados. Una malla defensiva formidable que se atribuye al general Sergey Surovikin, quien comandó a las fuerzas del Kremlin en Ucrania desde el pasado otoño hasta este mes de enero y quien se encuentra en paradero desconocido desde que se le vinculara con la sublevación de Wagner en Rusia. Tampoco allí han avanzado demasiado las fuerzas ucranianas. Solo en algunos puntos aislados, Kiev habría logrado penetrar la primera línea defensiva rusa. 

“Hay un problema de expectativas. Para mantener la ayuda militar se está presionando a Ucrania para que avance, pero la realidad es que cuando tienes frentes estabilizados en una guerra de posiciones, es muy difícil romper los frentes”, asegura Guillem Colom, profesor de Políticas de la universidad Pablo de Olavide y autor de un ensayo sobre la guerra en Ucrania. Un análisis no muy distinto al que hizo hace un mes el presidente ucraniano al ser preguntado por la presión de sus aliados. “Alguna gente cree que esto es una película de Hollywood y esperan resultados inmediatos, pero no lo es”, dijo Volodímir Zelenski.

Miedo a un conflicto congelado

Desde Kiev se asegura que, parte del problema, radica en que Ucrania solo ha recibido un 15% de los vehículos de desminado prometidos por sus aliados occidentales. Oryx, un portal que hace inventario del armamento de ambos bandos, sostiene que solo tendría 30 blindados para limpiar las minas contracarro y contrapersonales que Rusia ha escondido en el frente y la retaguardia, de los cuales solo la mitad pueden operar bajo el fuego enemigo. "No tenemos suficiente maquinaria, gente y tiempo para desminar los campos. No son equipos caros, pero sin ellos es muy complicado avanzar. Están explotando muchas minas", asegura 'Ded' desde el frente. A lo que hay que añadir la falta de cazas de última generación para cubrir desde el aire a sus tropas, aviones que Ucrania sigue reclamando a sus socios, aunque ya ha recibido las bombas de racimo estadounidenses. 

“Es muy probable que la contraofensiva no esté yendo de acuerdo a los planes. La gran sorpresa han sido las minas”, afirma Oleksiy Melnik, analista del Razumkov Center, con sede en Kiev. Según Zelinski, Rusia habría minado 200.000 kilómetros cuadrados, una extensión seis veces superior a la de Cataluña. “Todos los manuales militares dicen que, antes de enviar a la infantería, debes bombardear durante días o semanas las defensas enemigas, pero sin superioridad aérea es muy difícil”. 

Desde el frente de Bajmut, 'Ded' confía en que lleguen más armas occidentales. Es consciente de que el tiempo corre en contra de Ucrania, obligada a avanzar para mantener el apoyo aliado. “Tenemos miedo de que el conflicto quede congelado en otoño o en invierno. Eso nos obligaría a renunciar a nuestros territorios, aunque sea temporalmente, por eso estamos tratando de recuperar todo lo que sea posible. Solo espero que Europa y EEUU sigan pensando que una Ucrania libre y en paz es lo mejor para sus intereses”, añade el militar ucraniano.

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