Comicios en octubre

Polonia se radicaliza ante unas elecciones clave para el partido ultra Ley y Justicia de Kaczynski

El líder del PiS y viceprimer ministro carga contra el líder de la oposición liberal, Donald Tusk, al que califica de siervo de Bruselas o de Berlín

El viceprimer ministro y líder de Ley y Justicia, Jaroslaw Kaczynski.

El viceprimer ministro y líder de Ley y Justicia, Jaroslaw Kaczynski. / RADEK PIETRUSZKA / EFE

Marina Ferrer

El gubernamental partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS) ha radicalizado su discurso ante las elecciones generales convocadas para el 15 de octubre, consideradas clave para el hombre fuerte de Polonia, Jaroslaw Kaczynski. Mientras el primer ministro, Mateusz Morawiecki, centra sus esfuerzos en la militarización de sus fronteras, el líder del PiS y viceprimer ministro carga contra el líder de la oposición liberal, Donald Tusk, al que califica de siervo de Bruselas o de Berlín, mientras en paralelo acerca posiciones a la denominada Confederación, un partido ultraderechista destinado a ser la tercera fuerza.

De los 1.000 soldados adicionales que Varsovia dijo el lunes que iba desplegar en su frontera con Bielorrusia, se pasó un día después a doblar esa cantidad, justificada en los movimientos de los miles de mercenarios del grupo Wagner concentrados en el país vecino, aliado de Moscú. Al anuncio del presidente, Andrzej Duda, el miércoles pasado, convocando elecciones generales en octubre siguió la siguiente cifra de efectivos militares adicionales para el punto álgido del flanco este: serán 10.000, según el ministro de Defensa, Mariusz Blaszczak. Y además de reforzar los 400 kilómetros de frontera con Bielorrusia, se desplegarán por la que comparten con Kaliningrado, territorio ruso. Cada uno de estos anuncios militares vino acompañado de reproches de Kaczynski culpando a Tusk del desmantelamiento de las fuerzas armadas durante su etapa como primer ministro –de 2007 a 2014–. O de la sumisión del líder de la opositora Plataforma Cívica (PO) a los dictados de Bruselas y de Alemania, lo que implica, para Kaczynski, el "consentimiento" que practicó la entonces cancillera alemana, Angela Merkel, hacia el presidente ruso, Vladímir Putin. El origen de todos los males, sea de la dependencia energética respecto a Rusia o del inicio de la invasión de Ucrania.

Que Tusk pasara de jefe del Gobierno polaco a presidente del Consejo Europeo apuntala, según el PiS, la teoría de esa sumisión. El caso es que los ocho años ininterrumpidos con el partido ultraconservador al frente del Gobierno polaco, desde 2015 a la actualidad, se han caracterizado por la vía diametralmente opuesta a la que supuso Tusk. Han sido ocho años de confrontación continua con Bruselas, desde su controvertida reforma judicial atentatoria contra la independencia de la justicia, a las andanadas contra los medios de comunicación o el colectivo LGTBI, así como una limitación de la ley del aborto que raya su práctica prohibición. Pero también de refuerzo de las fuerzas armadas, por recursos propios o apoyado por los socios de la OTAN ante la imperiosa y objetiva necesidad de reforzar su flanco este. Este martes, Varsovia verá desfilar por sus calles el mayor desfile militar en 30 años, a modo de exhibición del poderío bélico polaco actual.

Comicios cruciales

Antes de que Duda –formalmente independiente, pero vinculado al PiS– anunciara la fecha electoral, Kaczynski ya había calificado los comicios como los más importantes para Polonia desde 1989. Es decir, desde las llamadas revoluciones cívicas que arrancaron de su país, se extendieron por Checoslovaquia, Hungría y la Alemania comunista, hasta precipitar la caída del Muro de Berlín y el hundimiento del Telón de Acero.

El superviviente del tándem político formado con su hermano gemelo, el presidente Lech Kaczynski, muerto en 2010 al estrellarse su avión presidencial en Smolensk (Rusia), ha tomado las riendas de la campaña. El enemigo a batir es Tusk, pero en su empeño por cimentar su poder ha vinculado esos comicios a un referéndum que debe celebrarse ese mismo día. La consulta incluirá una pregunta sobre el apoyo o no a la reubicación de los refugiados propuesta por la Comisión Europea (CE), que Varsovia rechaza, y otra sobre la "liquidación" o privatización de las empresas estatales, que según el PiS propicia Tusk para favorecer el dominio inversor alemán.

El eje de la campaña es la frase más repetida estos días por Kacsynski –"Tusk es el verdadero enemigo de nuestro pueblo"–. Morawiecki la sustenta retratando al líder de la oposición liberal como "el rostro de la mentira".

Los esfuerzos desplegados por el PiS para desprestigiar a Tusk son a la vez reflejo del miedo a que les falle la mayoría. Los recortes a la independencia judicial, a la libertad de prensa o al aborto han generado en los últimos tiempos movimientos de protesta como no se recordaban desde 1989, aunque entonces se dirigían contra el régimen comunista. Una encuesta reciente del instituto Ibris colocaba al PiS en el 33,4%, mientras que al PO de Tusk se le sitúa en el 26,2%. La de los ultraconservadores es una ventaja engañosa, puesto que su tendencia es a la baja. No porque Tusk esté subiendo en los sondeos, sino porque empezó a crecer como tercera fuerza la Confederación. Es un partido claramente ultraderechista, que promulga el cerrojo radical al asilo y al aborto, la prohibición del divorcio y un nacionalismo católico más acérrimo que el del PiS. Sus expectativas de voto se sitúan sobre el 12%.

Se estima que Kaczynski ha radicalizado su discurso en busca del electorado que se le escapará en dirección a ese partido. En caso de necesitar un socio de gobierno, es la formación más hermanada a su propia ideología.