La planta de basura de Calp está abandonada a su suerte. Los camiones llegan cada noche, tiran los residuos sin ningún tipo de control y se van. No hay pesaje. La báscula en la que presuntamente se contabilizaron miles de toneladas falsas de basura (el ayuntamiento ha valorado la estafa en 9 millones de euros) no funciona desde hace meses. En la planta, que gestiona la empresa Colsur, de la que es administrador Ángel Fenoll, imputado en el caso Brugal, no hay luz eléctrica. La descarga de basura se realiza a oscuras. Colsur sigue llevándose al vertedero de Abanilla (Murcia) los residuos sólidos urbanos, pero se niega a retirar los enseres y restos de poda, que ya forman una montaña de desperdicios que incluso rebasan el perímetro de la planta de transferencias e invaden suelo protegido de la Serra d'Oltà. Este recinto, bautizado como "planta ecológica de transferencias", es todo lo contrario a su nombre. Se ha convertido en un vertedero.

Los camiones de Acciona, empresa que se encarga de recoger la basura, llegan a la planta de Colsur cada noche a partir de las dos de la madrugada. Pasan por la rampa de la báscula sin pararse. La basura no se pesa en Calp, como obliga el contrato del ayuntamiento con Colsur, que firmó en 1998 el entonces alcalde, Javier Morató. La empresa la pesa en Abanilla, pero el ayuntamiento no acepta esos pesajes y no los paga.

Nada parece funcionar en la planta de transferencias. Al día siguiente, los residuos tampoco se pueden prensar. Con todo, Fenoll sí que continúa transportándolos en tráilers a Abanilla. Pero desde hace semanas se ha desatendido de los restos verdes y los enseres domésticos. No los considera desperdicios sólidos urbanos y no se hace cargo.

Tras destaparse el presunto fraude en la facturación de basura, es sorprendente que en la planta no se realice control alguno y nadie se preocupe de contabilizar la basura que se descarga cada noche.

El alcalde, Joaquim Tur, del Bloc, preguntado ayer por las irregularidades en la instalación de Colsur, dijo que ha enviado requerimientos a la empresa para que cumpla el contrato. Afirmó que es obligación de la mercantil pesar los residuos en Calp y que no se aceptan los tiques de pesaje de Abanilla. Indicó también que es obligación de Colsur mantener la planta en condiciones. No lo está ni por asomo.

Durante 12 años, se infló supuestamente el pesaje de la basura y se facturó de más al ayuntamiento. Es la derivada calpina del caso Brugal, que ya investiga el juzgado de Dénia. Ahora, tras destaparse ese presunto fraude, el servicio de basura pende de un hilo.