Gata Residencial tiene un cierto aire fantasmal. Unas 300 casas de las 700 que se han llegado a construir están vacías. Bloques enteros de adosados mantienen las persianas echadas. Nadie vive en ellos. Y han quedado muchas parcelas sin edificar. Cuando la empresa Jubesa, S. L., inició en 2001 las obras nada hacía presagiar que esta urbanización sería un fracaso. Pero cinco años después la promotora abandonó el proyecto cuando apenas había construido 500 viviendas de las 996 previstas. La empresa que se quedó las parcelas entró en concurso de acreedores. El pasado año el Grupo Copisa acabó 99 adosados que estaban a medio construir. Pero lo que no se vendió antes de la crisis ya está mal de vender.

Mientras tanto, el Ayuntamiento no quiere dejar a los vecinos de Gata Residencial en la estacada. Una década después de iniciarse este proyecto, las obras de urbanización están por acabar. Jubesa, S. L., dio la espantada y hay deficiencias tan graves como la falta de red de pluviales. De ahí que el consistorio, para acabar viales e infraestructuras urbanísticas, haya tenido que ejecutar el aval de 5,7 millones que dejó la promotora. La alcaldesa, Ana María Soler, del PP, manifestó ayer a este diario que espera que las obras de urbanización se terminen durante este mismo año. Explicó que para llevarlas a cabo (el consistorio las ha adjudicado al Grupo Bertolín) gastarán "íntegramente" la fianza de 5,7 millones. Soler abundó en que la magnitud de lo que queda por hacer "es enorme". Además, una auditoria urbanística detectó "numerosas deficiencias". Incluso hay obras que la promotora sí efectuó pero que ya están en mal estado.

La alcaldesa subrayó que el Ayuntamiento nada puede hacer para que se acaben todas las viviendas de Gata Residencial. "Pero nuestra responsabilidad sí es concluir las obras de urbanización y las infraestructuras. Los vecinos deben vivir en las mejores condiciones posibles", precisó.

Esta urbanización construida en plena montaña debía atraer a cientos de residentes europeos. Las obras reactivarían la economía de Gata y los nuevos vecinos se convertirían en clientes de los comercios locales. Pero, al final, nada de eso se ha cumplido. Ni siquiera se ha disparado la demografía. De hecho, este municipio es uno de los diez que en 2011 ha perdido población en la Marina Alta (ha bajado de 6.292 habitantes a 6.283). Esta urbanización no era la panacea. Su impacto económico es dudoso, pero en el paisaje de la comarca sí lo ha dejado.

"Los cambios son sobre el trazado impuesto"

Los últimos cambios realizados por Endesa en el gasoducto de la Marina Alta no convencen al Ayuntamiento de Gata de Gorgos. "Sí, se han hecho modificaciones, pero sobre el trazado impuesto", criticó ayer la alcaldesa, que afirmó que el 70% del tramo de 724 metros que pasa por su municipio sigue "atravesando fincas privadas". "Nosotros insistimos en que debe ir por caminos públicos", dijo Ana María Soler, que admitió que el trazado que proponen entra en el término de Dénia (en concreto, en Jesús Pobre) y en el de Xàbia. La alcaldesa y los técnicos de Gata de Gorgos mantendrán mañana una reunión con el nuevo alcalde de Jesús Pobre, Javier Scotto, y le explicarán la alternativa que defienden de llevar las tuberías por los caminos rurales para salvar las fincas privadas.