Puerto Blanco de Calp, la dársena del litoral valenciano con una historia más negra (ha vivido precintos, embrollos judiciales, desahucios y devastadores temporales), ya es pasado. Este puerto deportivo, ahora destrozado, renacerá transformado en «Marina PortBlanc». Así lo ha bautizado la nueva concesionaria, la empresa Port Boutique Calp, que ya gestiona los puertos deportivos de Santa Pola y Formentera.

El «nuevo» puerto (sí, nuevo, ya que prácticamente se reconstruirá desde cero) estará en funcionamiento en el verano de 2020. Además de demoler las actuales edificaciones, la concesionaria desecará totalmente la dársena. Sí, la vaciará de agua. Así podrá dragar la arena y recuperar un calado de dos metros y medio. La arena se verterá en la playa de Puerto Blanco.

El conseller de Obras Públicas, Arcadi España, visitó ayer junto a la alcaldesa de Calp, Ana Sala, este puerto, ahora muy deteriorado, y subrayó que, por fin, «empieza una nueva etapa» para esta dársena. Avanzó que las obras que llevará a cabo la empresa, que invertirá 5 millones de euros y tiene una concesión por 30 años, serán «sostenibles» y aprovecharán «materiales reutilizables». Destacó que los vecinos y turistas de Calp recuperarán un tramo litoral ahora arrasado y podrán disfrutar de un paseo marítimo que irá por el coronamiento del dique de abrigo. Ese paseo ofrecerá impresionantes vistas al Morro de Toix y al Peñón de Ifach.

La nueva marina tendrá 203 amarres. La mayoría son para embarcaciones de 8 metros de eslora, aunque también hay algunos atraques para yates de 15 metros. Será un puerto deportivo y turístico. De hecho, se levantarán construcciones de poca altura y bastante integradas para cinco locales comerciales, de hostelería y para empresas de turismo náutico.

La conselleria, tras rescatar en 2016 la concesión, realizó trabajos de refuerzo del dique de abrigo. Costaron 750.000 euros. En ese momento, se inició el proceso para la nueva concesión. Se ha alargado mucho.

«El desbloqueo de la situación administrativa de Puerto Blanco de Calp va a permitir una nueva etapa, en un puerto de la Generalitat de la mano del ayuntamiento, con un nuevo concesionario», explicó España.

El estropicio es mayúsculo. El antiguo restaurante, del que Obras Públicas desahució a la familia que lo explotaba (los técnicos de la conselleria precisaron ayer que era una ocupación ilegal), es una ruina. En realidad, lo único salvable es el dibujo del puerto. Todo lo demás se demolerá.

«Hoy es un gran día. Le hemos insistido mucho a la conselleria para que recuperara este puerto, que es icónico para los calpinos. Todo llega. En un año y medio, este puerto será muy distinto», manifestó la alcaldesa de Calp.