¿A dónde van a parar los residuos que generan las instalaciones nucleares de España? Hace casi 40 años se hicieron virales (aunque en los ochenta no existía aún este término) las imágenes de cargueros lanzando directamente al mar bidones con residuos radiactivos frente a las costas gallegas. Hoy sería impensable una actuación de este tipo. Sin embargo, la basura nuclear (que dura miles de años) sigue siendo un vecino incómodo allí donde se almacena y los grupos ecologistas presionan para que dejen de generarse.

En España, según la Ley 54/1997, se define residuo radiactivo como “cualquier material o producto de desecho para el cual no está previsto ningún uso, que contiene o está contaminado con radionucleidos en concentraciones o niveles de actividad superiores a los establecidos por el Ministerio competente”.

Aunque la producción electricidad es la utilidad más habitual de la tecnología nuclear, hay otros ámbitos (medicina, agricultura y alimentación, investigación, arte o industria) en los que se generan residuos radiactivos. Éstos, según explica el Foro Nuclear, que agrupa a las empresas del sector, se clasifican en tres tipos: de muy baja actividad, de baja y media actividad y de alta actividad y combustible irradiado o usado.

Modalidades de almacenamiento actual

La mayor parte de los residuos radiactivos generados en España (cerca del 95%) son residuos de muy baja, baja o media actividad y se almacenan de forma definitiva en el almacén centralizado de El Cabril, en Hornachuelos (Córdoba), que inició su operación en octubre de 1992. Es decir, todos los residuos generados en España terminan yendo a parar a ese único almacén, salvo la pequeña cantidad de los catalogados como de alta actividad, que o bien van a parar a Francia o se acumulan en las piscinas de las propias centrales.

Almacén de El Cabril, en Córdoba Enresa

El sistema de almacenamiento en El Cabril se basa, fundamentalmente, en la interposición de barreras de ingeniería (contenedores y celdas de hormigón) y barreras naturales y artificiales (capas de cobertura) que aíslan de forma segura los residuos radiactivos durante el tiempo necesario para que se conviertan en sustancias inocuas. El problema es que ese tiempo puede prolongarse durante milenios.

Ahora bien, mientras están funcionando, las centrales nucleares generan residuos que requieren la existencia, allí mismo, de instalaciones temporales intermedias en la que ese material pierda la mayor parte de su energía residual antes de ser depositado en un almacenamiento definitivo.

“Los elementos combustibles irradiados extraídos del reactor nuclear en cada parada de recarga se almacenan inicialmente, de forma temporal, bajo agua en la piscina de acero y hormigón construida al efecto dentro de las instalaciones de la central nuclear”, explica el Foro Nuclear.

Si se satura la capacidad de almacenamiento de la piscina, los elementos combustible irradiados se trasfieren a contenedores en seco (fabricados en hormigón y acero) que se depositan sobre la losa de hormigón armado de la que consta el denominado Almacén Temporal Individualizado (ATI), que se localiza físicamente dentro del emplazamiento de la central.

Piscina de combustible radiactivo en una central Foro Nuclear

En España existen ATIs en operación en las centrales nucleares de Trillo, Ascó, Almaraz, Cofrentes y José Cabrera (actualmente en desmantelamiento). Santa María de Garoña (en predesmantelamiento) ha finalizado el suyo, pero aún no está en operación.

Pasados unos años, los elementos combustibles irradiados deberían ser transferidos a un Almacén Temporal Centralizado (ATC), donde se mantendrían durante un plazo de entre 60 y 100 años hasta su disposición definitiva. En España, la creación de este ATC estaba previsto en la localidad de Villar de Cañas (Cuenca), pero actualmente el proyecto está paralizado.

De momento, dicho ATC no existe y se mantiene prever en funcionamiento el almacén de El Cabril, según los últimos planes del Gobierno.

Mediante estas diferentes etapas de almacenamiento temporal, se facilita el manejo del combustible irradiado gracias a la progresiva reducción del nivel de radiactividad que posee cuando se extrae del reactor. El objetivo es reducir dicho nivel a una milésima parte para cuando se lleve a cabo su almacenamiento definitivo, que se realizaría en una futura instalación de Almacenamiento Geológico Profundo (AGP), pensada para residuos de alta actividad y que consiste en estructuras de ingeniería mediante pozos y túneles en formaciones geológicas estables a gran profundidad. Aún no existe en España y se prevé para 2073.

¿Un solo cementerio nuclear o varios?

El Gobierno ha puesto en marcha el proceso para actualizar el Plan General de Residuos Radiactivos, la hoja de ruta a largo plazo sobre cómo gestionar los desechos, cómo desmantelar las centrales nucleares y cuánto va a costar hacerlo todo.

Actualmente hay siete centrales nucleares en España y todas ellas comenzarán a partir de 2027 un proceso de cierre y desmantelamiento, que llegará hasta ese año 2035. Son las de Almaraz I y II, Ascó, Cofrentes, Ascó II, Vandellós II y la de Trillo.

El documento del Ministerio para la Transición Ecológica contempla dos alternativas sobre qué hacer con los residuos nucleares durante los próximos 60 años: mantener el proyecto de construir un solo cementerio nuclear centralizado o bien instalar siete almacenes por toda España, uno en cada una de las centrales nucleares del país.

Pero sea cual sea opción temporal para las próximas décadas que se elija, posteriormente se construirá un Almacén Geológico Profundo (AGP) para que esté operativo en 2073 y que guarde para siempre los desechos.

Almacén Geológico Profundo en Finlandia Foro Nuclear

Desde el sector nuclear español se rechaza totalmente la posibilidad de mantener repartidos los residuos radiactivos en las actuales centrales nucleares y exigen un único cementerio centralizado. “Tener siete almacenes por toda España es un disparate y es tremendamente ineficiente”, denuncian los grandes operadores de plantas nucleares, que critican al Gobierno por mantener abiertas ambas opciones y no concretar cuáles son sus intenciones.

El Gobierno trata de buscar consenso social, pero admite que crear una red de siete almacenes costaría 2.100 millones de euros más.

Greenpeace: “Residuos que no desaparecen jamás”

Greenpeace, por su parte, considera que ninguna de estas soluciones es satisfactoria y pide que todas las centrales se cierren cuanto antes, adelantando los plazos del Gobierno, única manera de cesar la generación de residuos.

“Los residuos nucleares se mantienen radiactivos durante cientos de miles de años, durante los cuales hay que gestionarlos adecuadamente. No desaparecen jamás por muchos almacenamientos o planes que hagamos, y así lo podemos constatar en España en Palomares o Huelva, entre otros lugares”, señala la entidad en un comunicado.

Hasta los años 80 muchos países arrojaban los residuos al mar. Esta práctica fue prohibida, en parte gracias a las campañas de denuncia realizadas por organizaciones ecologistas como Greenpeace, recuerda la propia organización, cuyos activistas arriesgaban sus vidas en los años 80 situando sus lanchas neumáticas bajo las grúas de los barcos que descargaban los bidones con residuos en el mar.

Lanzamiento de bidones radiactivos al mar frente a Galicia Greenpeace

“Las soluciones que propone la industria nuclear actualmente son el enterramiento, el almacenamiento geológico profundo y el almacenamiento en superficie (en seco o en piscinas). Todos ellos pueden ser considerados como soluciones temporales, pues incluso el almacenamiento geológico profundo no ha conseguido demostrar que será capaz de albergar los residuos sin fugas radiactivas durante los miles de años que será necesario”, añade.

Greenpeace considera que los criterios para la gestión de los residuos nucleares existentes deben tener en cuenta, en principio permanecer en los sitios donde se han creado. Por este motivo, de todos los métodos que existen actualmente, el menos peligroso que Greenpeace considera aceptable como solución temporal para gestionar los residuos nucleares de las centrales españolas es la construcción de almacenes temporales individualizados (ATI) en seco (sin necesidad de usar un refrigerante líquido) y construidos junto al lugar en que los residuos nucleares se generan: las centrales nucleares.

“Además varias centrales nucleares lo tienen ya construido o lo van a construir en los próximos años. No hay ninguna necesidad ni urgencia para construir un cementerio nuclear”, señala la entidad.