Los científicos han descubierto que un brote de malaria producido en Etiopía este año fue causado por la llegada al este de África de una especie de mosquito (Anopheles stephensi) que es resistente a los insecticidas. Se trata de un hallazgo preocupante, pues complica los esfuerzos de eliminación de enfermedades en África, donde se produce el 95% de las infecciones de malaria del mundo. Además, ha disparado la inquietud de los investigadores, porque el comportamiento de esta especie es diferente al de otros portadores de malaria.

El A. stephensi, que prevalece en el sur de Asia, podría estar detrás de los recientes aumentos repentinos de malaria en el este de África. Y los datos presentados el 1 de noviembre en la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Medicina Tropical e Higiene apuntan claramente a que esta especie de mosquito es la culpable del brote en Dire Dawa, Etiopía.

Antes de que llegara A. stephensi, las infecciones por paludismo no eran comunes en Dire Dawa. Pero los casos se han disparado, de 205 en 2019 a más de 2400 en lo que va de 2022. El mosquito, que puede recoger parásitos de la malaria de la sangre de una persona infectada y propagarlos a otras personas cercanas.

Imagen de la localidad de Dire Dawa, en Etiopía Ttnotes

Para identificar la especie exacta, los investigadores buscaron sitios de reproducción y recolectaron mosquitos adultos alrededor de las casas de los incluidos en el estudio. Alrededor del 97% de los mosquitos adultos recolectados eran A. stephensi, y los investigadores encontraron más criaderos alrededor de los hogares de las personas que habían dado positivo por malaria.

Prefiere las ciudades

Una de las razones por las que los científicos están preocupados por la propagación de esta especie es que es un mosquito experto en reproducirse en recipientes de agua hechos por humanos, como barriles o incluso pozos, lo que convierte a las áreas urbanas en un lugar predilecto para su aparición.

Por el contrario, otros mosquitos portadores de la malaria a menudo prefieren reproducirse en charcos y lagos estancados en entornos rurales. Muchas ciudades africanas se están urbanizando rápidamente, lo que ofrece amplias oportunidades para que A. stephensi encuentre un caldo de cultivo adecuado, afirman los investigadores.

 Y sus larvas son especialmente resistentes, pues el mosquito persiste incluso durante las estaciones secas, a diferencia de otros portadores de malaria, que mueren en lugares de reproducción adecuados.

Otra causa de preocupación es que A. stephensi prefiere los entornos al aire libre a los interiores, lo que hace que algunos métodos convencionales de control de mosquitos, como mosquiteros y fumigación doméstica, sean ineficaces.

Ejemplar de la especie estudiada Nature

Es “cuestionable la viabilidad de la eliminación de la malaria con las herramientas existentes”, dice Jan Kolaczinski, del Programa Global de Malaria de la OMS. Dado que esta especie también es resistente a los insecticidas comunes, como el DDT y los piretroides, Kolaczinski enfatiza la importancia de pensar otras alternativas para detener la propagación del insecto. Recomienda más investigación sobre el uso de mosquitos genéticamente modificados para evitar que A. stephensi se reproduzca, por ejemplo.

Buscando formas de combatirlo

Las lecciones extraídas del tratamiento seguido en India, donde el mosquito ha causado brotes de malaria urbana, también podrían ayudar, según Pradeep Srivastava, del Centro Nacional para el Control de Enfermedades Transmitidas por Vectores en Delhi. Una estrategia que ha funcionado es promulgar políticas más estrictas sobre el almacenamiento de agua, afirma.

Hay mucho en juego: Djibouti, un enclave vecino de Etiopía, estaba a punto de eliminar la malaria de sus fronteras en 2012, cuando los investigadores encontraron por primera vez A. stephensi. Desde entonces, las infecciones se han disparado, con más de 73.000 reportadas en 2020.

 En los últimos años, la especie de mosquito se ha observado en el norte de Nigeria, a miles de kilómetros en todo el continente. La OMS emitió una alerta sobre esta especie en 2019, y este septiembre la agencia lanzó una iniciativa para detener su propagación.

Un análisis de 20201 también encontró que alrededor de 126 millones de personas que viven en ciudades africanas podrían estar en riesgo de contraer malaria si el mosquito continúa propagándose por el continente. La OMS está coordinando un programa piloto para distribuir una vacuna contra la malaria que fue aprobada en 2021 para un amplio uso en niños.

La vacuna, que funciona mediante la creación de anticuerpos contra la especie más letal del parásito de la malaria (Plasmodium falciparum), tendrá un lanzamiento limitado en Kenia, Malawi y Ghana, y estará disponible en otros países donde la malaria es endémica para 2025.

“No existe una bala de plata” para este vector de malaria de rápida propagación, dice Tadesse. “Necesitamos un enfoque diferente”.

Estudio de referencia: https://doi.org/10.1038/d41586-022-03540-8

.......

Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es