Ganadería industrial

"Invadidos por los cerdos": el reportaje de 'The Guardian' sobre macrogranjas en España

Un pequeño pueblo de Albacete acelera su despoblación desde que se implantó una industria porcina

Cerdos en una macrogranja

Cerdos en una macrogranja / AP

Redacción

La invasión de la España vaciada con macrogranjas de cerdos y las falsas promesas de revitalización económica que suelen llevar aparejadas es objeto de un reportaje en The Guardian. El rotativo británico se hace eco de la situación concreta de un pueblo de Albacete (Balsa de Ves) donde funciona una de estas industrias, botón de muestra de lo que sucede en tantas otras localidades de la Península.

Bajo el título ‘Estamos invadidos por los cerdos’, el reportaje señala que la escuela del pueblo cerró hace cuarenta años y el hotel de que disponía hizo lo mismo en 2008. El pueblo va perdiendo población, pero “en los últimos 15 años se ha producido, en cierto modo, un auge demográfico”: el de los cerdos que inundan las grandes naves industriales instaladas en el municipio.

Los edificios acogen 3.900 cerdas, que producen aproximadamente 100.000 lechones al año. “Tenemos más de 800 cerdos por residente”, señala la alcaldesa, Natividad Pérez García, en alusión a los  escasos 130 habitantes con que cuenta la localidad.

Protesta contra macrogranjas en Toledo

Protesta contra macrogranjas en Toledo / Efe

Se trata de un ejemplo de la transformación que se está produciendo en la España rural, con cerca de la mitad de la industria porcina ubicada en municipios con menos de 5.000 habitantes. En 2021, España (con 47 millones de habitantes) sacrificó 58 millones de cerdos, un 40% más que en la década anterior, convirtiéndose así en el país que más carne de cerdo exportó de toda Europa.

“Pero las promesas de que la producción de carne de cerdo revitalizaría las comunidades rurales de España sigue sin cumplirse en Balsa de Ves”, señala la periodista.

Promesas incumplidas

Pérez García recuerda los primeros días de 2006, cuando un representante de la industria se presentó en una reunión del ayuntamiento. “Dijo que seríamos la envidia de los pueblos de los alrededores”, dice. “Que todo el mundo iba a querer venir a vivir aquí. Que reabriría la escuela del pueblo y tendríamos espacios verdes”.

Ese discurso, que convenció a todos los concejales excepto a Pérez García, ofrecía un rayo de esperanza en medio de una batería de estadísticas alarmantes. En la última década, el 90% de los pueblos españoles de menos de 1.000 habitantes han visto disminuir su población. Mientras los pueblos de todo el país vendían tierras en oferta para evitar su desaparición, Balsa de Ves apostó por la cría intensiva de cerdos.

Pero nada salió como se les había prometido. “Fue el comienzo de la pesadilla en mi pueblo”, dice Pérez García. “En uno de los caseríos a unos tres kilómetros de la finca huele mal los 365 días del año. Un flujo constante de camiones pesados van y vienen, destruyendo nuestras carreteras”, explica.

Imagen de la macrogranja en Balsa de Ves

Imagen de la macrogranja en Balsa de Ves / Grupo Sanchiz

En mayo, las pruebas realizadas por Greenpeace evidenciaron que una de las cinco fuentes de agua del pueblo, aunque no está conectada al suministro de agua potable, tenía un nivel de nitratos de 120 miligramos por litro, más del doble del límite de la directiva de la UE de 50 mg/l. Pérez García tuvo que frenar la costumbre de los vecinos de llenar cántaros con agua en este manantial.

La presencia de nitratos se ha relacionado con la generación de estiércol por parte de la explotación, un vínculo detectado en toda España. En Aragón, hogar de aproximadamente siete cerdos por habitante, una reciente investigación descubrió que casi 50 municipios habían registrado niveles peligrosamente altos de nitratos en el agua potable en algún momento entre 2016 y 2020.

La explotación de Balsa de Ves emplea a poca gente, pero lo más preocupante para Pérez García es que la población del pueblo ha disminuido un 40% desde su implantación.

“Tiene sentido”, dice Pérez García. “¿Qué prefiere la gente? ¿El olor a pino y a romero, o el olor a mierda?”, se pregunta.

Artículo de referencia:  https://www.theguardian.com/environment/2023/feb/06/pigs-spain-pork-revolution-backlash

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