Potabilización ecológica

La nueva desaladora flotante que toma su energía de las olas del mar

El artefacto, de seis metros de longitud, genera 53.000 litros de agua potable al día

Hay tres modelos distintos y ya se prepara otro de mayor capacidad, para varios miles de personas

La desaladora flotante que toma su energía de las olas

La desaladora flotante que toma su energía de las olas / Oneka

Joan Lluís Ferrer

Joan Lluís Ferrer

Las desaladoras de agua de mar ofrecen una gran solución (proporcionan agua potable allí donde no la hay), pero al mismo tiempo crean varios problemas: queman combustibles fósiles y causan importantes emisiones a la atmósfera, además de verter grandes cantidades de salmuera (concentrado hipersalino), auténtico veneno para la biodiversidad marina. Y, sin embargo, una empresa de California (EEUU) ha creado un sistema de desalación portátil, modular y totalmente ecológico que evita todos los problemas de la potabilización convencional.

La empresa Oneka Technologies comercializa tres tipos de plantas flotantes, en función de su tamaño y capacidad, que actúan como si fuera boyas. La más grande, llamada Iceberg, tiene 6,5 metros de longitud y su principal ventaja (como los otros modelos) es que obtiene del movimiento de las olas la energía necesaria para funcionar.

A medida que la desaladora-boya se mueve con el vaivén del oleaje, extrae agua a través de un filtro y luego circula por una membrana de ósmosis inversa, que elimina las sales y otras partículas diminutas.

Este artefacto produce hasta 53.000 litros de agua dulce al día. Teniendo en cuenta las modestas dimensiones del equipo utilizado, es un volumen suficiente para abastecer a unas 43 viviendas de dimensiones medias, según explica Dragan Tutic, fundador y director de Oneka Technologies.

En todo caso, al tratarse de un sistema modular, se pueden sumar tantas unidades como se necesite para aumentar el volumen de producción.

La primera versión se puso en marcha en 2016 y desde entonces se ha ido perfeccionando su funcionamiento. Uno de los mayores retos fue que el equipo pudiera resistir el efecto del oleaje cuando se producen grandes tormentas. Tutic señala que la última generación de la desaladora flotante puede soportar olas de seis metros de altura y, si se dan condiciones más extremas, se puede desconectar y retirar fácilmente.

Los tres modelos actualmente disponibles

Los tres modelos actualmente disponibles / Oneka

El equipo permanece anclado en el fondo del mar y están diseñados para funcionar con una ola promedio de un metro de altura. Absorbe la energía de las olas que pasan por la boya y la convierte en fuerzas mecánicas de bombeo. Tras el filtrado del agua mediante ósmosis, se bombea hacia tierra firme mediante tuberías de polietileno de alta densidad, utilizando también en este caso la energía de las olas.

Al igual que cualquier otro proceso de desalación, los equipo de Oneka también generan salmuera, pero en este caso es de muy baja concentración, señala el responsable de la empresa, por lo que no causa efectos significativos en el oceáno.

Hechas con plástico reciclado

Además, el modelo Iceberg está fabricado con botellas de plástico reciclado, concretamente 170.000 unidades por cada aparato, lo que significa que “todas esas botellas ya no irán a parar al vertedero ni a la gran isla de basura que hay en el Pacífico”, señala el responsable de la compañía.

Con el mantenimiento necesario (entre tres y siete visitas por año), cada uno de estos módulos tipo Iceberg puede durar entre 15 y 20 años en servicio activo.

Uno de los modelos pequeños

Uno de los modelos pequeños / Oneka

Obviamente, este tipo de artefactos no son suficientes por sí solos para abastecer a poblaciones de gran tamaño, a no ser que se unan muchas unidades funcionando al mismo tiempo. Pero Oneka ya está trabajando en un diseño de mayor alcance, “a escala de servicio público”, que producirán diez veces más agua que el modelo Iceberg y que podrían estar disponibles antes de que termine el presente año 2023.

Está previsto hacer los ensayos de este nuevo modelo, llamado Glacier Class, en una localidad de la costa de Barrington, con 4.000 habitantes, en Nueva Escocia (Canadá).

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