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La penúltima denuncia

¿Qué tienen en común los osos tibetanos y los totoabas mexicanos? Muy sencillo, sobre ambos ha caído la maldición de una medicina alternativa basada en la superstición. Según ésta, la bilis de los osos –a los que mantienen en pésimas condiciones para extraérsela y cuya venta ya mueve más de 3.000 millones de dólares al año– serviría para curar todo tipo de cáncer. ¿Y los totoaba? Pues el consumo de estos peces de grandes dimensiones aliviaría las molestias del embarazo y reduciría los dolores articulares. Los cinco mil dólares que se paga han disparado su pesca y, con ésta, la desaparición de poblaciones de cetáceos. La pandemia lo ha demostrado: si no protegemos la vida de los animales, lo pagaremos con la nuestra.  

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