PENSAMIENTOS ANIMALISTAS

Animales que marcan, tiempo que se detiene

Animales que marcan, tiempo que se detiene

Animales que marcan, tiempo que se detiene / raúlmérida

Raúl Mérida

Raúl Mérida

Hay personas que nos hablan y no las escuchamos. Otras que nos hieren y no nos dejan cicatriz alguna… Y otras que un buen día aparecen en nuestras vidas y nos dejan marcados para siempre»

-Se ha descubierto que la inmortalidad existe. A principios del siglo XVIII, la temida armada británica desarmó un barco prusiano cargado de las más variadas mercancías… Tapices, monedas, joyas y algunos manuscritos de incalculable valor. El botín, una vez ofrecido a la corona, fue trasladado íntegramente a los archivos nacionales de Londres. Allí permanecieron durante siglos expuestos. El oro era, evidentemente, lo más llamativo.

Sin embargo hace algunos meses, especialistas botánicos descubrieron que, ocultos entre los libros hallados, existía una tesoro aún más importante, al menos para ellos. Se trataba de unas pocas semillas de acacias procedentes del sur de África. Nadie dio importancia alguna al hallazgo. Quizás por ello, cuando éstos solicitaron permiso para el traslado de las semillas a los jardines botánicos de Kew, nadie puso mayor reparo. Claro que, para entonces, lo que no sabían las autoridades es que la intención de éstos, no era otra que el firme y loco propósito de cultivar las mismas. Así fue, semanas más tarde las semillas fueron plantadas y, finalmente, el milagro se produjo. Probablemente, lo que ocurrió fue un acto de amor. La tierra en la que se enterraron éstas hizo el amor con el agua con la que las regaron y, de esa relación, nació una planta cuyo origen no era sino aquella semilla inmortal, que un día quedó durmiendo entre las páginas de un libro-

Me gustaría pensar que en las personas ocurre igual. Unas van y otras vienen pero, de vez en cuando, la vida y la mirada de dos se cruzan y el tiempo se detiene. Y no sólo con las personas, también ocurre con los animales. Lo saben bien aquellos que un día decidieron visitar un albergue y, de pronto, se quedaron impregnados por la viveza de algún perro de alguna jaula y no pudieron volver a su casa sin haberlo adoptado.