DEBATE DE INVESTIDURA

Sánchez y Feijóo abren una tensa legislatura con el choque por la amnistía

El candidato socialista defiende la polémica ley como impulso "de la convivencia y también el perdón"

Feijóo le replica acusándolo de "corrupción política"

Iván Gil

La primera sesión del debate de investidura constató la brecha que divide al bloque de investidura y a los partidos de la oposición, con una fuerte tensión derivada de la ley de amnistía. El discurso de investidura de Pedro Sánchez priorizó la agenda social y no entró a abordar la amnistía hasta pasada la hora de intervención. Una polémica medida que defendió como el impulso “de la convivencia y también el perdón”. No solo para ganar una legislatura de progreso, aseguró, “sino para apostar por un futuro de reconciliación y de concordia”. Argumentos que extendió en clave de “consolidar los avances de estos cuatro años y seguir avanzando por la senda de la convivencia y el progreso”. De forma preventiva al discurso de Feijóo, también asoció el carpetazo judicial al 'procés' como “el camino más seguro” para garantizar la “unidad” de España. Una receta alternativa a la “imposición” que asoció al PP: "Nosotros hemos hecho todo lo contrario: la vía del perdón, del diálogo, de la negociación. Hemos antepuesto la unidad a la fractura”.

El presidente del Gobierno en funciones reconoció también que "las circunstancias son las que son y toca hacer de la necesidad, virtud”. Tanto para cerrar la crisis institucional abierta con el ‘procés’ como para seguir "mejorando las condiciones laborales y salariales de los trabajadores, revalorizando las pensiones conforme al IPC" o reforzando los servicios públicos. “Por eso no quieren que gobernemos”, concluyó refiriéndose a la derecha y minimizando su oposición a la amnistía. Hasta en tres ocasiones repitió el concepto de “muro” de su Ejecutivo frente a la alternativa de la derecha y la ultraderecha.

Los derechos sociales y el fortalecimiento del Estado de bienestar son, precisamente, las banderas que erigió Sánchez como freno de la “ola reaccionaria” y pegamento del bloque de investidura frente a PP y Vox. Un “muro”, representado por el bloque de investidura, contra la ultraderecha a la que habría “blanqueado” Alberto Núñez Feijóo. En la dicotomía de la reacción frente al progreso abundó durante buena parte de su discurso. Un bloque de su intervención condicionado también por las movilizaciones en las calles de los últimos días, según reconocieron en su equipo. Nada más subirse al estrado del Hemiciclo, reconoció a los ciudadanos que “legítimamente protestan” en las calles, con el matiz de cuando se ejerza este derecho de forma “pacífica”.

“Nos toca elegir”, resumió el candidato socialista para dibujar su disyuntiva de la investidura: o PP y Vox o “los partidos que queremos avanzar, de formas distintas, con diferencias muy importantes, pero que queremos avanzar”. “Lo que se decide hoy es a quién entregamos las riendas del Gobierno para los próximos cuatro años y cuál de esos dos caminos opuestos tomamos”, añadió. La amnistía, a modo de que el “fin justifica los medios”, como le reprochó el líder de la oposición, o como argamasa para levantar el “muro” contra la “agenda reaccionaria”. 

Cara a cara Sánchez-Feijóo

El cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo reprodujo en el Congreso una tensión que durante estos días se deja sentir también en la calle y anticipa el tenor de la XV legislatura. El líder del PP sacó toda la artillería contra el futuro gobierno de Pedro Sánchez dejando claro su rotundo rechazo a la amnistía. Fue por ello por lo que pasó de definirlo como ilegítimo a situarlo al borde de la ilegalidad a través de acusaciones de “corrupción política”. "No hay límites éticos, políticos ni legales para Sánchez", arremetió Feijóo en su intervención, para asegurar al mismo tiempo que “tomar decisiones contra el interés general a cambio de beneficios personales es corrupción”. “La amnistía no mejora la convivencia, la destruye porque aplasta a los catalanes constitucionalistas y divide al país en dos”, sentenció Feijóo.

El candidato socialista, por su parte, enmarcó al actual PP fuera de los “principios democráticos” y “desfilando” de la mano de Vox y su “discurso de odio”. Según reprochó, un camino contrario al del fundador de su partido, Manuel Fraga, quien “se distanció del franquismo y se incorporó a la democracia”.

Los propios líderes del PSOE y PP se esforzaron en sus intervenciones por remarcar su distancia insalvable al intentar encuadrar al otro junto a sus respectivos extremos a izquierda y derecha. Fuera de cualquier atisbo de centralidad y con escaso debate programático o ideológico para centrarse en los ataques cruzados. Feijóo asumió que liderará la oposición, pero vaticinó que esta investidura “va a terminar con un procedimiento constitucional y con una mayoría legítima”.

Antes de ello, el líder de los populares se aupó en las movilizaciones sociales, anunció nuevas propuestas promovidas por el PP y lanzar la proclama de que “España no se rinde”. El propio Congreso amaneció blindado por las fuerzas de seguridad. A medida que avanzó la jornada fue aumentando el número de manifestantes que se dieron cita en sus aledaños para mostrar su rechazo a la investidura de Pedro Sánchez. Frente a ello, el presidente del Gobierno en funciones criticó que los populares “ni tan siquiera han sido capaces de solidarizarse” contra los ataques a sus sedes.

Entre golpes y contragolpes, más que propuestas y contrapropuestas, Sánchez se refirió de forma indirecta en dos ocasiones a la supuesta relación del político gallego en el pasado con el narcotraficante gallego Marcial Dorado. Su principal contraargumento frente al recurrente alegato de Feijóo mostrarse como ganador de las elecciones, que el PP se quedará solo esta legislatura “con la ultraderecha” frente a todo el resto de la Cámara. “No es la amnistía es su incapacidad para formar mayorías parlamentarias”, aseguraba en esta línea Sánchez, para añadir que los populares no tienen un proyecto para Cataluña.

"No colaboren con el golpe"

Sin paños calientes, el líder de Vox, Santiago Abascal, arrancó su discurso hablando de “golpe de Estado” para referirse a la investidura y la ley de amnistía. Vaticinó el “fin de la democracia” y la “abolición del Estado de derecho”. En varias ocasiones repitió que se está viviendo “un golpe de Estado”, a pesar de que la presidenta de la Cámara, Francina Armengol, tuvo que llamarlo al orden por ello y pedirle que retirase estas palabras. Abascal alegó su “libertad de expresión” y asumió que, pese a su rechazo, se retirarían esas expresiones del diario de sesiones. “No es retórica ni inflamación verbal, es el camino que ha elegido Sánchez”, se ratificó.

Abascal y los diputados de Vox abandonan el hemiciclo del Congreso impidiendo la réplica de Sánchez

PI Studio

El presidente del grupo de ultraderecha definió el momento actual como el “inicio de una tiranía” y comparó a Sánchez con figuras como Chávez o Hitler. “Con la dictadura de los votos han llegado al poder muchos de los peores tiranos de la historia”, afirmó ante una hierática bancada popular y las voces de protesta desde el resto del Hemiciclo. En su competición con el PP, Abascal aseguró que "yo no me voy a esconder" y animó al PP a no tramitar la ley de amnistía en el Senado: "No colaboren con el golpe".

Tras su intervención, los diputados de Vox abandonaron el pleno para acudir a las protestas a las puertas del Congreso. No hubo, por tanto, réplica de Sánchez y Yolanda Díaz tomó la palabra en nombre de Sumar para poner en valor su acuerdo de coalición con el PSOE, principalmente en materia laboral, cargar contra el PP por no defender la democracia, reivindicar el legado de lucha contra el franquismo de sus referentes políticos y defender la ley de amnistía. Una medida con la que "gana la democracia", dijo. Al PSOE le reclamó ir más allá de lo pactado, sin esconder sus diferencias en asuntos fiscales. El tono del intercambio entre Sánchez y Díaz presagia un mejor entendimiento entre los socios que en la pasada legislatura. Una "política de respeto", lo denominó el presidente del Gobierno en funciones para diferenciarla de otros grupos.

ERC, a Sánchez: "No se la jueguen"

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, se referió al ‘lawfare’, la supuesta guerra sucia judicial que Junts incluyó en su acuerdo con el PSOE. Pese a no incluirse directamente en la ley de amnistía, generó las protestas de asociaciones judiciales tanto conservadoras como progresistas por la “la eventual constitución de comisiones parlamentarias de investigación que puedan llegar a determinar lo que ambiguamente se denominan 'responsabilidades' derivadas" de ello. Negar su existencia, concluyó Rufián, “es como negar que sale el sol y se pone cada día”. Es más, vinculó la “guerra judicial” a una estrategia que se “repite” cuando pierde la derecha. Entre sus ejemplos, la imputación por terrorismo de la secretaria general de su partido, Marta Rovira, en la causa de Tsunami Democràtic.

A Sánchez, que necesitará los votos de todos sus socios para garantizar la estabilidad de la legislatura, le advirtió que “no se la juegue”. Un aviso que lanzó tras preguntarse retóricamente: "¿Ve aquí a Rivera o Arrimadas?”. Con todo, antes se había dirigido a Feijóo para asegurar que “la única cosa que comparten los votantes” del bloque de investidura es “frenarles a ustedes”.

El portavoz de ERC tuvo también palabras para Junts, para darles la “bienvenida” a la vía pragmática del acuerdo y que si no se logran los compromisos adquiridos no los culpará, como fue su caso en la pasada legislatura. En clave del cara a cara entre Sánchez y Feijóo, el portavoz de los republicanos apuntó al PP para poner en duda el “España se rompe”. "Llevan ustedes 46 años diciendo que España se rompe", ironizó.  

Junts vincula la estabilidad a los avances

El portavoz de ERC tuvo también palabras para Junts, para darles la “bienvenida” a la vía pragmática del acuerdo y que si no se logran los compromisos adquiridos no los culpará, como fue su caso en la pasada legislatura. En clave del cara a cara entre Sánchez y Feijóo, el portavoz de los republicanos apuntó al PP para poner en duda el “España se rompe”. "Llevan ustedes 46 años diciendo que España se rompe", ironizó.  

La portavoz de Junts, Míriam Nogueras, ha recordado que la estabilidad de la legislatura está en sus manos. De que no encalle, dependerá de que haya "avances" en los compromisos firmados en el pacto de investidura. "Nuestro compromiso es con Cataluña y con nadie más", concluyó, tras advertir que "con nosotros no intente tentar a la suerte, porque no le va a funcionar".

Como con ERC, Sánchez acotó sus réplicas a la defensa "del camino política para resolver el conflicto" con Cataluña y prometió seguir dando pasos. Con mano izquierda, se refirió a la necesidad de "abrir una nueva etapa" y aseguró desde la tribuna, ante las voces que pedían una concesión de Junts renunciando a la vía unilateral, que "no les pido que renuncien a sus postulados, tienen derecho a defenderlos".