Elecciones en Cataluña

El PSC exprime su poderío metropolitano en un primer tramo de la campaña sin Sánchez

Salvador Illa promete estabilidad en el frente catalán mientras está a expensas de si el lunes el presidente del Gobierno anuncia su dimisión

El candidato del PSC, Salvador Illa, con la alcaldesa de Santa Coloma y portavoz del partido, Núria Parlon

El candidato del PSC, Salvador Illa, con la alcaldesa de Santa Coloma y portavoz del partido, Núria Parlon / MANU MITRU

Sara González

Si una cosa ha quedado demostrado en esta campaña, es que no hay tierra firme y que nadie escapa de la marejada. Lo ha comprobado en carne propia un Salvador Illa que precisamente promete estabilidad en el frente catalán mientras está a expensas de si el lunes Pedro Sánchez anuncia su dimisión y se abre en canal la legislatura española. Pero incluso cuando parece que todo se tambalea, siempre hay refugios que nunca fallan. Y el del PSC es el área metropolitana, el caladero de voto irredento que ha estado a las duras y a las maduras, y el cojín que lo sostiene tanto para amortiguar los momentos difíciles como para alcanzar los horizontes que se fija. En este caso, una victoria que roce los 40 diputados y el millón de votos.

Este domingo, en la víspera de la decisión del presidente del Gobierno y horas después de la movilización en Ferraz para pedirle que se quede, Illa exhibirá poderío desde Santa Coloma de Gramenet, ciudad de la inexpugnable alcaldesa Núria Parlon, ahora también convertida en una de sus principales escuderas como portavoz del partido. De nuevo, la vacante que Sánchez ha dejado en el escenario la cubre el ministro de Industria y exalcalde de Barcelona, Jordi Hereu. Se posterga así una estampa que hubiera sido significativa: la del líder del PSOE junto a la dirigente, Parlon, que en 2017 dimitió de su ejecutiva por el apoyo a la aplicación del 155. Siete años después, los socialistas han concedido la amnistía y la alcaldesa forma parte del núcleo duro del líder del PSC.

El refugio ante la decisión del presidente

Como Sabadell, donde arrancaron los socialistas catalanes la campaña haciendo un llamamiento a la "resistencia colectiva", Santa Coloma es uno de los grandes feudos en los que el PSC gobierna con mayoría absoluta. La parada de este lunes, cuando ya se habrá hecho público el futuro de Sánchez, será Mataró, otra ciudad del cinturón en cuyo mando se han consolidado los socialistas. Y el martes, en plena resaca emocional y política por lo que haya decidido el presidente, se refugiarán en l'Hospitalet de Llobregat de Núria Marín, otro enclave histórico proclive al fervor socialista cuando pintan bastos y cuando no.

Nadie osa aventurar cuál será el estado de ánimo para entonces, pese a que la sala de máquinas del PSC se ha conjurado para transmitir "serenidad" y el convencimiento de que lo que pase en Madrid, por más reverberación que tenga en la campaña catalana, no tiene por qué alterar sus expectativas electorales. Se reconfigurará y se amoldará el discurso al contexto que se abra, pero la prioridad continuará siendo ganar de forma incontestable con o sin Sánchez y, después del 12 de mayo, ya se verá. En la calle Pallars consideran que no puede cuajar que el destino de Illa está vinculado a la decisión del líder del PSOE y están convencidos de poder quedar primeros pase lo que pase.

Ese martes, el PSC ya sabrá a qué atenerse y si podrá contar el jueves con Pedro Sánchez en el mitin de Sant Boi de Llobregat, la ciudad en la que la número dos del partido y jefa de campaña, Lluïsa Moret, gobierna también con supremacía; y en el del sábado en Montmeló, otro municipio con vara socialista de la comarca en la que reside y se acunó como dirigente Illa, el Vallès Oriental.

El territorio como segundo punto de apoyo

Desde que Pere Aragonès apretó el botón electoral coincidiendo con el congreso que el partido celebró en marzo, Illa ya se dedicó a convertir el conclave en la primera gran demostración de fuerza y a movilizar a todas sus tropas, empezando por las metropolitanas. Pero no solo, ya que después de haber ganado tanto las generales como las municipales del año pasado, las capitales de provincia son consideradas también un fortín, además de una prueba del algodón de la recuperación de poder territorial.

En este primer tramo de campaña, el candidato del PSC ya ha pisado Lleida de la mano de José Luis Rodríguez Zapateroque se encargó de levantar el ánimo también este sábado en Tarragona mientras Illa pedía a Sánchez que no dimitiera desde el Comité Federal del PSOE. Y el domingo que viene, justo el día de su cumpleaños, estará en Girona, donde los socialistas se impusieron pese a que Sílvia Paneque se quedó sin la alcaldía por un pacto entre los partidos independentistas. Barcelona está reservada para poner el broche justo antes de las urnas en un simbólico pabellón de la Vall d'Hebrón que será termómetro del impacto del enésimo giro de guion de Sánchez.

¿Tres en raya?

La última vez que el presidente estuvo en esa cancha fue en el cierre de las municipales del año pasado. Entonces clamó por un "tres en raya" -en la Moncloa, en el Ayuntamiento de Barcelona y en la Generalitat- que se puede ir al traste ya no por que Illa se quede a medio camino como en 2021, sino por la decisión que tome en las próximas horas. Aquellos comicios fueron un varapalo para el PSOE, pero no para el PSC. El área metropolitana respondió como en los mejores tiempos socialistas; y lo volvió a hacer superando el millón de votos en las generales -más de 553.000 de 1,2 millones de sufragios se arrancaron aquí-, un apoyo determinante para la nueva oportunidad que se abrió para continuar en la Moncloa y en el que ahora Illa confía para catapultarse como presidente de la Generalitat.

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