Ruta amarilla: La Cova de l'Aigua y el Racó del Bou

Distancia:3.5 Km.

Duración estimada: 3 h. 30 min. 

Dificultad: media

No apta para realizar en bicicleta.

 

Se inicia la ruta en la ermita que se construyó en los años 80, junto a la caseta del Pare Pere (S. XVII), curioso refugio donde el celebre personaje de Denia se retiraba a rezar, y donde podemos contemplar la historia de este franciscano, representada en cerámica valenciana. A pocos metros de esta, empieza el camino de la colonia, hay una cadena que impide el acceso al parque de vehículos motorizados, y desde aquí comenzaremos la tranquila ascensión por esta cómoda pista.

El camino serpentea atravesando la hoy abandonada colonia agrícola del Montgó, que en el primer tercio del siglo XX se destinó a la producción de uva moscatel. La zona ha sido afectada por varios incendios cuyas huellas se aprecian a lo largo de toda la ruta, aunque también observamos el empecinamiento de la naturaleza por recuperarse frente a estas agresiones: lentiscos (Pistacia lentiscus) ,coscojas (Quercus coccifera) ,estepas (Cistus sp.), zarzaparrillas (Smilax aspera), espliego dentado (Lavandula dentata), orquídeas de varios géneros...etc. , todas ellas especies típicas del matorral mediterráneo, se afanan por recuperar la cubierta vegetal de la zona.

Llegaremos a una bifurcación de esta pista y tomamos el camino de la izquierda, hacia el este. Aproximadamente a 200 m., parte una estrecha senda a la derecha que asciende hasta el pie de los paredones de esta cara Norte del Montgó. En esta zona, de ambiente bastante húmedo y fresco, excepto en los meses estivales, es frecuente la presencia de helechos como el polipodio (Polipodium cambricum), o plantas como el rusco (Ruscus aculeatus), y otras muchas típicas de las zonas humedas de las montañas mediterráneas; destaca la vegetación rupícola de carácter endémico como la "herba santa" (Carduncellus dianius), el "desferracavalls" (Hipocrepis valentina) o la escabiosa de roca (Scabiosa saxatilis),entre otras. No debemos olvidar que nos encontramos en una microrreserva de flora, y que muchas de estas plantas que nos rodean están estrictamente protegidas.

Conforme ascendemos, el paisaje se hace más impresionante, y podremos abarcar con la vista, todo el golfo de Valencia, las montañas de la Safor, Cullera, el Mar Mediterraneo y, en días claros la Isla de Ibiza, al este en el horizonte.

Una vez alcanzada la base de los paredones, para llegar a la Cova de l'aigua tendremos que tomar la bifurcación de la senda que va hacia el este, y llegamos a unas empinadas escaleras que nos conducirán a la cueva, antes de entrar en esta, encontraremos una inscripción romana incisa en la roca datada en el 238 a. C, y que esta protegida por una reja metálica. Un poco más arriba, siguiendo las escaleras, se entra en la cueva que recoge en su interior el agua de lluvia filtrada por la roca caliza que forma el Montgó; el agua es retenida por un estrato de arcillas margosas impermeables. En tiempos pasados esta pequeña cueva se acondicionó para hacerla servir como depósito de agua, que después se aprovechaba canalizándola para el consumo humano, e incluso para regar pequeñas huertas a los pies del Montgó.

Volviendo sobre nuestros pasos y siguiendo siempre las bifurcaciónes de la senda en dirección oeste, recorreremos la parte más frondosa de la umbría del Montgó, y podremos ver algunas de las especies más escasas del parque como fresnos de flor (Fraxinus ornus), durillos (Viburnum tinus) o cornicabras (Pistacia terrebintus). Poco a poco iremos descendiendo hasta el Racó del Bou o de l'ull de Bou, así llamado por la forma que tienen los paredones desde este punto, donde volveremos a tomar el camino de la colonia que nos devolverá a la ermita del pare Pere.