En un sketch muy celebrado de Martes y Trece, la pareja de humoristas se presentaba con la guisa de locutoras de continuidad de TVE, anunciando la nueva programación de la temporada. Corrían los últimos años sin competencia de las privadas. Por lo que decían aquello tan socorrido de «esto es como las lentejas; si os gusta bien, y si no, pues a jo… tocan».

Recordé la escena durante el evento de presentación de la temporada celebrado en el cine Callao, donde visto lo visto, pintan bastos. Solamente atrajo mi atención el que será nuevo programa de Xavier Sardà, La gran confusión, uno de mis incondicionales. Una versión con más medios del Obrim fil, que durante las dos últimas temporadas produjo TVE-Catalunya solamente para los espectadores catalanes y para quienes tuvimos la curiosidad y la suerte de entender esa lengua. Se trata de un programa semanal que partiendo de un tema monográfico muy común da pie a apasionados debates, tanto por parte de colaboradores fijos, como de una serie de invitados ocasionales. Lo que condimentado con el saber hacer del anfitrión deriva en momentos surrealistas cargados de humor del bueno. La pena es que el espacio sea semanal y no diario, porque lo que le hace falta a La 1 es un contenedor como ese que cuaje cada noche y haga despertar a la cadena del largo letargo que sufre.

Tras fracasos de audiencia como Te ha tocado y Mapi (y hablo de audiencia porque es lo que buscan desesperadamente sus directivos), Lazos de sangre estrenó temporada con un desastroso 5%.

La calidad y la televisión que no ofende llegará con los nuevos contenidos de La 2, pero esos, en su integridad, no llegarán hasta primeros de octubre.