Lo que escupen por sus bocas las Mujeres ricas de La Sexta, que baja en segundos desde el colector de sus cerebros, no tiene desperdicio. Jamás sé en qué cajón echar sus finísimos pensamientos, sus cajonadas, y siempre confundo el caro perfume que sale por la pantalla con los regüeldos a borrachera no resuelta. Me fijo en unos vídeos que detengo, avanzo, y selecciono a placer de una de las estrellas de esta serie tan adictiva como repelente. Escuchar en su jugo a Mariana Nannis es como meterte en vena una y otra vez el plano secuencia de Alicia Croft Sánchez Camacho matando inmigrantes desde las alturas, subida a la gaviota del PP, para ir ganando puntos en su videojuego tan, tan divertido. Vayamos por partes. Mariana Nannis, una desocupada con pasta, está introduciendo a su hija, Charlotte Caniggia, en la dura escuela de la vida de las ricas, porque a ver qué se puede hacer una mañana si no es irte a la tienda del centro y volverte loca, deprimirte, angustiarte ante la terrible indecisión de ponerte un disfraz de Blancanieves que te hace, dice la mami, "normal, o gorda", o llevarte otro de monjita que está divino, divino, aunque "más que monja paresés reputa, chica". Nanni es así. De la tienda fashion al establo sólo hay un salto de plano, un cambio de decorado, y allá que va la dama solidaria a echar unas horas a unas cuadras como quien ayuda a una ONG en sus labores. Y tiene claras varias ideas. Una, que para quitar la mierda de los caballos podrían llamar "a dos marroquíes de esos, que te lo hacen por un peso". Dos, que ella va "a ver a los caballos como iría a ver a mi abuelo al geriátrico". Tres, que "ayudo a los animales como otros ayudan a los niños de África". Y sobre todo, cuatro, "que ayudo a quien me sale del puto coño".

Qué gran corazón. Mariana les pagaría un peso a los emigrantes por quitar mierda. Qué suerte de emigrantes. La exterminadora Alicia Sánchez Camacho acabaría con ellos. Que no, que no, que no se ha entendido la broma, que jamás quisimos decir eso, que la culpa la tieneÉ bueno, quien la tenga, pero donde el videojuego ponía inmigrantes había que poner mafias y cosas así, que es la gente no se entera de nada y sólo ve lo que quiere ver. Vi en los informativos la explicación de esta borrica que aspira nada menos que a ser la presidenta de la gobernanza catalana. Y, como Mariana Nannis, también tengo un par de ideas claras. Una, me encolerizó más el cinismo de la señora real ante los medios de comunicación que su avatar sobrevolando Cataluña a la caza y captura del otro. Y dos, Mariano Rajoy, el autista desaparecido, aún no la ha cesado. Pero otro yo, la otra parte de mí, sale en ayuda de la candidata, porque tan necia y mala gente no puede ser. ¿Y si le pasa como a la afamada Beatriz Trapote? Todos van contra ella, por sistema. Nadie la entiende, cada vez que abre la boca se organiza una quermés. Uno cree ver, en su cortedad, paralelismos entre la candidata catalana incomprendida, que donde quiere poner paz -y amor entre desiguales-, le sale guerra. Ainnsss. La Trapote, igual. ¿A ver, en qué cabeza cabe que le formen a la chiquilla una inquisición catódica porque se duda de que sea capaz de poner en un libro sobre sexo algo más que sus tetas en la portada? Es que no hay derecho. Con la pinta de intelectual que tiene. Ha recorrido los platós, y en todos, la misma pregunta. ¿Cuántas páginas has escrito? Y claro, ella, muy sensible desde que salió de la isla de Supervivientes, se viene abajo.

Pero para eso tiene a su familia, además de la de su novio Víctor Jaineiro, un clan de reconocida trayectoria letrada. Véase Carmen Bazán, Humberto Jainero, La Campa, y por supuesto el Niño de las Bragas, Jesúlín de Ubrique. La escritora está mal, muy mal aconsejada. ¿Cómo se le ocurre hablar de libros en La Noria en vez de ir a Página 2, donde Óscar López, un tipo flexible, informado, lo mismo habla de las novelas de Mario Vargas Llosa que hablaría con el rigor que merece de la cosa de la Trapote? Claro que ella lo mismo está abajo que se viene arriba, como Alicia Croft Sánchez Camacho. La superviviente y ahora escritora es consciente de sus limitaciones, y dice en voz alta lo que ella solita es capaz de reflexionar, que "no pienso que mi libro sea una obra maestra, vamos, no es el Quijote ni nada de eso". Esta mujer está desaprovechada. No ir a Página 2 fue una equivocación, pero enseguida corrigió el error y esta semana acudió a Enemigos íntimos, donde reconocidos intelectuales como Maite Zaldívar, la Maite de toda la vida, la del Cachuli, pero sobre todo Lucía Lapiedra -desde que la he visto en acción tragándose rabos en sus pelis porno es que no veo otra cosa-, supieron apoyarla colocándola en la zahúrda que merece.

Llegados a este nivel, irrumpen con fuerza un puñado de señoras, quizá a caballo, pero seguro que saliéndoles de la pestaña de abajo, que como amas de casa asociadas piden a los católicos que no vean La Sexta porque Andréu Buenafuente se está pasando con las parodias a Joseph Ratzinger. Otra asociación, esta nacional, va más allá y está en un tris de denunciar a la cadena, si es que ya no lo ha hecho, porque tanta risa y tanto cachondeo con el visitante romano de los zapatos rojos a 600 euros el par, es una ofensa a los creyentes, además de violar la ley de Comunicación Audiovisual, que dice que no se debe fomentar el odio, el desprecio o la discriminación por motivos de nacimiento, raza, sexo, religión, nacionalidad, opinión o cualquier circunstancia personal o social. Vaya, vaya con la ley. Que no se debe fomentar el odio, ni el desprecio por motivos de raza, sexo, o religión. Ya está. A estas asociaciones les pasa como a Beatriz Trapote, como a la Lara Croft catalana del PP, que dicen lo que dicen pero hemos de entender que no dicen lo que dicen cuando dicen lo que dicen. Así que me pongo en lugar de estas respetables asociaciones. Lo que nos piden es que no veamos Intereconomía, un basurero de aves rapaces que fomentan el odio y desprecian por motivos de sexo, raza, y religión. Así que cantemos todos, arre, arre, caaaballito, arre por la caaarreteraÉ