Leo con sorpresa que el Festival de Cine de Elche, que cumple 34 años, va a homenajear en su noche grande a Sara Montiel. Será el 22 de julio en el Hort del Xocolater. Y allí estarán, aplaudiendo y guardando el protocolo, los representantes del Ayuntamiento con los de la Obra Social de la Caja del Mediterráneo. El Festival de Elche es una de sus referencias. De ahí mi perplejidad. La Obra Social de la CAM tiene una marca de la casa. Y sus seguidores desde los setenta, sabemos bien cuál es. Decir Obra Social es decir Ignacio Ramonet, José Saramago, Enric González, David Trueba. La Obra Social también es ese Belén que adorna el vestíbulo del Aula de Cultura de la capital durante siete semanas al año, o esa lámpara de lágrimas que luce todo el año, de acuerdo.

El Festival de Cine lleva 34 años trayendo a Elche lo más interesante del cine independiente, tanto en formato cortometraje como largo. La noche de la clausura del festival es la que editorializa en cierto modo el trabajo de todo un año. El escaparate en el que se muestra lo que ha dado de sí. No imagino a Sara recibiendo el premio honorífico en Alcalá de Henares o en Medina del Campo.

Hace unos años que el Festival de L´Alfàs del Pi sí la homenajeó. Seguí el acto a través de la televisión autonómica y de verdad que su intervención, de tan soez y chabacana, me produjo vergüenza ajena.

Aunque se tenga un pasado, las personas seguimos retratándonos y autorretratándonos hasta el último día, apuntalando nuestra dignidad o perdiéndola. Por eso, y porque considero el Festival ilicitano algo propio, disiento y hago público mi descontento.