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Camps es el toro ratón

Fabra no puede librarse de Camps. Rajoy tampoco. Un fantasma recorre el Castillo del Conde Drácula, ese Toro de Osborne que es "lo País Valencià". La cúpula -y cópula- popular, ante el mitin de mañana en la Plaça de Bous de València, ni con viagra, acaba de entrar a matar. No porque teman zombiepartys, a kikos ni vírgenes Cotinas o a farmacéuticos indignados. Ni siquiera por el acojono ante la aparición estelar de la Infanta Cristina, la cría de búfalo de Billy Crystal, Ricky Martin, los Príncipes de Mónaco o -tatachán- la de Lady Terry Sonia Castedo de Alperi y Ortiz con su caballito blanco. A Rajoy, lo que le apaga el puro -manolete, manolete si no sabes torearÉ- es que en pleno discurso, prometiendo, como dios manda, austeridad, tijeretazos y recortes, un rayo divino abra el cielo y, rampante, descienda el nostre Sant Camps Màrtir aureoleado por dos "angelets" -el Bigotes y el Correa- que, entre el fulgor y la música celestial del himno del PP, vayan derramando el incienso, la mirra y el oro de trajes, Costas y Betorets al respetable. El corredor mediterráneo, el Pare Camps y el toro Ratón. "La santíssima trinitat de la nostra terra, amb el Rajoy. Xé, serà per dinersÉ¡¡¡¡¡"

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