Cuánto cuesta leer

Cuánto cuesta leer en voz alta. Que se lo digan al mismísimo ministro de Cultura, Ernest Urtasun, a quien se le trastabillaron las letras en varias ocasiones durante su discurso de homenaje al premio Cervantes, Luis Mateo Díez. Al contrario del galardonado y en su descargo hay que matizar que estaba glosando un texto en una lengua distinta a la materna.

Al rey Felipe, por más ensayado que lo tenga, también le pasa. Todo lo contrario que a la reina Letizia, una de las españolas que mejor lee un discurso leído, dándole la entonación adecuada. A su pasado profesional aúna su afán de perfeccionismo.

La lectura es una de las asignaturas pendientes de los españoles. Cuatro de cada diez confiesan no leer un libro al año. Habría que saber qué es lo que consumen los seis restantes, puesto que a cualquier objeto con tapas y lomo se le llama libro: un regalo que circula por toneladas en días del padre, días de la madre, navidades y onomásticas, que en absoluto significa que vaya a ser leído por el destinatario.

Tan grave como este extremo es la dificultad que señalábamos al principio: la mayoría de españoles y españolas son incapaces de leer un texto en voz alta con fluidez, dotándolo del tono adecuado, respetando sus signos de puntuación, sin que titubeen antes de llegar a la séptima línea. Mucho peores, en definitiva, son los problemas de compresión lectora que a fecha de hoy arrastran nuestros adolescentes, incapaces de interiorizar un artículo de opinión de un periódico.

El año 2025 la Santa Faz coincidirá con el 1 de mayo. Los estudiantes universitarios volverán a clase el 5 de mayo, con el curso prácticamente concluido, a punto de examinarse. Ignoro cómo dará tiempo a impartir los contenidos.