La reactivación del convenio para los cuidadores no profesionales dispara su afiliación en Alicante

La provincia se consolida como la tercera de España y multiplica por 19 el número de afiliados en siete años

Sindicatos y Plataforma exponen la precariedad a la que va asociada

Una mujer trabaja en su casa como cuidadora.

Una mujer trabaja en su casa como cuidadora. / INFORMACIÓN

Desde abril de 2019, el Gobierno de España reactivó el convenio que permite a las personas que cuidan a familiares dependientes cotizar en la Seguridad Social de cara a su jubilación. Este avance social visibiliza la precariedad laboral pareja a estas figuras que mayoritariamente son mujeres. 

Bajo el paraguas de la ley de la dependencia, se abrió esta opción para los cuidadores en 2008. Años después y tras el paréntesis impuesto en la administración Rajoy, hoy la provincia de Alicante se presenta como la tercera provincia de España con mayor número de personas y afialiados medios. 

Los datos de la Tesorería General de la Seguridad Social cifra en 6.502 afiliados medios la cantidad de cuidadores no profesionales en abril, de los cuales 5.694 son mujeres y los restantes 807 hombres. Si se atiende a los números, se aprecia un ajuste hacia abajo y, en la provincia, cuentan con convenio 6.496 personas. 

El ascenso es constante desde que hay datos (2017), cuando solo había 325 afiliados medios. Esto significa que en los últimos siete años se ha multiplicado por 19 el número de afiliados. Entre 2022 y 2023 el crecimiento fue del 10 %. 

Falta de infraestructuras

Por población, se podría entender que Alicante estuviera en la parte superior de la tabla; pero para sindicatos y plataforma no hay correlación necesaria si se observa el resto de provincias. Ana Belén Montero, secretaria de Políticas Públicas y Protección Social de CC.OO., apunta a la falta de infraestructuras en la red pública en la Comunidad Valenciana. «Es necesario aumentar los recursos y cubrir necesidades del tipo del Servicio Ayuda a Domicilio (SAD) o los programas respiro y formación, además de habilitar procesos de experiencia». 

Montero se apoya en los datos y en el hecho de que la autonomía valenciana (16.113) tiene más cuidadoras que la de Madrid (7.389) o Cataluña(7.886). «Nuestra autonomía se asienta en las prestaciones, pero por si solas tampoco son una solución», comenta la responsable sindical. En su argumentario está la relación de centros por dependientes y otras ratios; pero sobre el crudo papel están los números. 

Una mujer pasea una persona mayor en silla de ruedas en Elche.

Una mujer pasea una persona mayor en silla de ruedas en Elche. / Áxel Álvarez

«El convenio se suscribe con la Tesorería General de la Seguridad Social. Ellos cotizan de acuerdo con la base del Salario Mínimo Interprofesional; pero tú no cobras nada, ni tienes vacaciones, ni descansos, ni derecho a ponerte enferma», explica Eva María Guzmán, cuidadora no profesional y coordinadora de la Plataforma por la autonomía personal y situación de dependencia. 

Lleva prácticamente toda su vida cuidando a diferentes miembros de su familia en Paterna. Ahora en concreto, se encarga de su madre y de su tía. Sin embargo, su cotización es la misma, la del SMI. Lo comenta para exponer las innumerables combinaciones y circunstancias que acompañan cada caso y ante los que la administración solo tiene una. «La ley de dependencia fue esperanzadora. Entonces cuidaba de mi hija. Estoy dentro del convenio desde 2008 y, en 2012, me lo quitaron. Fue una decisión del gobierno de Mariano Rajoy. En 2019, se volvió a poner en marcha, pero ahora todos esos años que hay de por medio, no se han recuperado», denuncia. Es decir, su cotización no ha computado y con 57 años afronta un vacío en su pensión de siete años. 

«Tendremos que unirnos y lucharlos», añade Beatriu Tudelo, madre de un hijo dependiente. Ella vive en Alcoy y ha sido su marido quien se acogió al convenio. A pesar de las enormes diferentes con la situación de Eva, sufren ese mismo problema. 

Difíciles salidas laborales

Mientras llega el acuerdo para pelear por reclamar esos años, ambas hablan sobre la formación que está incluida en este acuerdo con el TGSS. «Con el convenio, tienes un curso de 300 horas sobre el entorno familiar obligatorio», detalla Guzmán. En su caso, optó por hacer otras formaciones y poder profesionalizarse. 

Por el contrario, el marido de Beatriu, Sergio, lo tiene complicado, porque, aunque han logrado ayuda profesional, sigue cuidando a su hijo por las noches y por el día descansa, lo que le aleja de la idea de volver al mercado laboral. «Con un dependiente, la situación puede cambiar en segundos. Es complicado», concluye Eva que sigue viendo las aristas a lo que es mucho más que un trabajo.

Incompatible con la media jornada o con casi cualquier ayuda

Beatriu y Sergio son una pareja de Alcoy que cuidan de su hijo desde que nació. Representan un caso atípico porque en este caso, él dejó su profesión de pintor para convertirse en cuidador no profesional hace 18 años. Ella tenía trabajo fijo en el hospital. Desde que consiguió el reconocimiento de la dependencia del menor, Sergio ha podido cotizar de cara a la jubilación. El problema al que se enfrenta ahora la familia es que se ha quedado en el paro porque su hijo cuenta con un «ayudante personal», un profesional que le acompaña dentro de la escuela de Ibi a la que va. Este apoyo es incompatible, como la opción de media jornada o cualquier otra cuestión que no sea la dedicación plena. En estos momentos, se enfrenta a la opción de seguir pagándose por su cuenta la Seguridad Social o pedir el paro de mayores de 52 años. 

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