Los agricultores y regantes alicantinos observan cómo, además de recibir unos precios cada vez más bajos por sus productos agrícolas, pagan cada vez más por la mayor parte de los costes de producción que necesitan para su actividad diaria. Uno de ellos, aparte de otros más, es sin duda el de la factura eléctrica, sobre todo a la hora de regar. La liberalización del mercado eléctrico y la consiguiente desaparición de las tarifas especiales que disponía el sector agrícola amenazan seriamente el futuro del regadío en la provincia de Alicante.

El coste energético de las explotaciones agrícolas se ha disparado de forma alarmante en una cuantía que depende de varios factores como: si se extrae el agua o se impulsa, de la profundidad del agua en el pozo o sondeo, de la potencia de la bomba, del sistema de riego empleado, del cultivo, de la climatología, etc.,.

La apuesta por la modernización del regadío en nuestra provincia y el hecho de que en algunas zonas el déficit hídrico haya obligado a la explotación de pozos a gran profundidad provoca que los consumos de electricidad sean muy importantes.

El incremento del gasto energético no puede amenazar la viabilidad del regadío porque además los agricultores alicantinos no pueden repercutir, como hacen otros sectores, ese incremento en el precio final de sus producciones, principalmente porque no participan apenas de la formación del mismo.

En La Unió de Llauradors estamos muy preocupados con este asunto del ahorro y la eficiencia energética en los pozos de riego, conscientes de que las constantes subidas de las tarifas eléctricas obliga a los agricultores a asumir gastos cada vez mayores que no se corresponden con la evolución de los precios, siempre a la baja, de los productos agrícolas.

Es importante analizar la política energética oficial aplicada a los pozos de riego, conocer los mecanismos y medidas para optimizar y ahorrar al máximo la energía consumida. Vamos a volver a exigir al nuevo Gobierno que salga de las urnas el próximo 20 de noviembre que establezca de nuevo unas tarifas especiales para el agua de riego, puesto que la agricultura es un sector estratégico y fundamental para la sociedad. Aparte de ser el motor para producir alimentos sanos y de calidad, contribuye a mantener el paisaje y preservar el medio ambiente, pues es un sumidero importante de CO2. Hace unos años se retiraron las tarifas especiales y, pese a las reiteradas demandas, no se ha hecho nada al respecto.