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Jesús Javier Prado

Canta, ríe, baila...

El furor testicular (o uterino: va por barrios?) con que los candidatos se han lanzado a la carrera de a ver quién da mejor en pantalla va a acabar con nosotros, pero puede que también sepulte a ellos: Rivera dio vueltas de campana en un «rallie» con Calleja, el hijo de Rajoy le puso en un brete al decir en la Cope y delante de Manolo Lama que el Fifa 2015 «era una mierda», y Sánchez algún voto perderá de sus potenciales partidarios por dejarse abrazar por Bertín, ese hombre (Bertín es hoy para la derecha lo mismo que Boris Izaguirre fue para la izquierda: alguien que se ha creído que por tener audiencia ya puede opinar sobre cualquier tema o asunto, ya sea sobre la situación política en Venezuela y su impacto en el cono sur-Boris- o sobre la Transición y su devenir historicista y contemporáneo en la sociedad española -Bertín-: que dios nos pille «confesaos».?).

Cómo oponerse a que los políticos liberen sus ansias de que la gente sepa que sienten, sufren y padecen como nosotros, pobre mortales, y que tienen vida, gustos y sentimientos más allá del BOE. Aunque uno echa más en falta que el destape sentimental al que se someten gustosos sobre sus habilidades y características personales no lo amplíen también a sus ideas políticas, donde son todo cautelas: Rajoy sí recibe a todos en Moncloa cuando le interesa, pero su natural arrojo se viene atrás cuando hay que sentarse a debatir con los mismos; Iglesias no sale de plantear vagas reformas constituyentes que parece que someterá a referéndum, a ver qué opinamos; y a Pedro Sánchez es difícil sacarle de sus frases huecas y acartonadas una idea o pose que se salga de la ortodoxia socialdemócrata. Es Rivera el único que con una mano está rentabilizando ser más concreto que el resto, mientras que con la otra sigue moviendo los platillos de cualquier programa que se le ponga por delante (y es que el líder de Ciudadanos sufre de hiperactividad compulsivo-opinativa: el domingo pasado fue entrevistado por Ana Pastor en El Objetivo, y tuve que poner los subtítulos para poder seguir las super-repreguntas de una y las recontrarrespuestas de otro, qué estrés).

Creo que este fin de semana aparecía Iglesias por ¡Qué tiempo tan feliz!, de María Teresa Campos, donde en domingos sucesivos también irán el líder socialista y el presidente del gobierno: parece que su juvenil audiencia y el estilo tan vanguardista y experimental que dicho programa tiene es perfecto para que los candidatos lancen las ideas-fuerza avanzadas y de futuro que tienen para gobernar España. Pero dado que el tirón de la antaño reina de las mañanas de televisión está desde hace tiempo declinando cual suave atardecer un domingo de invierno, creo que Tele Cinco está valorando seriamente la posibilidad de que sea sustituida por Bigote Arrocet. Siempre, eso sí, que firme en contrato que para las entrevistas utilizará su conocido acento de mejicanito. Y es que si lo que la gente quiere es espectáculo, que sea el mejor posible. Ándele?

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