Inmigrantes africanos

Según los datos de INE, uno de cada tres inmigrantes subsaharianos, que vive en España, es católico y representa al 1% de los inmigrantes que cada año llegan a nuestro país. Para muchos de ellos, España no es la meta de su inmigración, porque tratan de ir a Francia o a Alemania, lo que significa que España solo es un país de tránsito. ¿Qué aspiraciones tiene este inmigrante residente en España? La mayor parte de estos residentes son jóvenes, y buscan una solución económica de su situación, pero no todo queda ahí. Hay que tener en cuenta que muchos de ellos proceden de unas zonas africanas de conflictos y al venir a España, solicitan asilo. Pero, además buscan remediar su situación irregular, o sea, encontrar trabajo, residencia y un indispensable bienestar. Otra de las cosas que más desean es encontrar acompañamiento y una suficiente acogida. Por su contacto con ellos sabemos que buscan y necesitan algo más que dinero. Estos inmigrantes católicos piden a la Iglesia y a la sociedad una integración suficiente y un arraigo por medio de su relación con las personas.

Según han confesado, quieren encontrarse iguales con los que simpatizan, sin conformarse con la mera relación económica de un donador-beneficiario.

Es deber de los españoles, con los que conviven, dar una respuesta adecuada, que no se reduce a la limosna sino que debe corresponder a una relación humana y cristiana, una acogida y a una colaboración en todos los órdenes, y de manera especial, en el orden cristiano. Así lo ha expresado una inmigrante, llamada Esther, a la que se interrogó sobre este tema: «Aquí, en España, me he sentido acogida, y me he relacionado con gente que me ha valorado, y me he integrado con las personas de mi parroquia, y me he creado vínculos de amistad». Interrogada sobre su vivencia religiosa, ha dicho: «Nosotros, católicos africanos, expresamos la fe de forma muy comunitaria, por la conciencia de pertenecer a una misma familia y a un mismo clan. En España se vive la experiencia religiosa de otra manera, menos convivencial e íntima». Así lo ha entendido esta inmigrante africana.