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Jorge Fauró

Halloween

España da miedo. El exsecretario general del PSOE, Pedro Sánchez, abandona a última hora su escaño en el Congreso para evitar dar el Gobierno a Rajoy y a los pocos minutos confiesa a Jordi Évole que, poco más o menos, la formación del Ejecutivo estaba amañada por los poderes fácticos del capital. Lo típico de nuestros políticos, que dan una de coherencia para cagarla acto seguido, dado que de tal compló podría habernos informado antes a los españoles para así poder quemar algún contenedor en la Carrera de San Jerónimo y hacer como que todo esto no nos supera.

Alabé el gesto de Sánchez, pero al no escucharle en la entrevista una sola asunción de autocrítica por haber perdido dos elecciones seguidas contra el PP más noqueado de la historia, reconozco que el apuesto gentilhombre me derrumbó la líbido. Ahora me temo lo peor, que convencidos por un Pedro Sánchez disfrazado de Labordeta a bordo de su utilitario, los militantes del PSOE lo apoyen en masa, obliguen a Susana Díaz a concurrir a primarias y estemos dentro de cuatro años en las mismas: a la derecha, alfombra roja. Dudo que a Díaz la apoyen más arriba de Despeñaperros.

No da tanto miedo el tal Gabriel Rufián. Por el apellido, pensé que era un diputado del Partido Popular, hasta que hice cuenta de que representaba a Esquerra Republicana. Se subió al estrado y atizó la cal viva contra los socialistas, a quienes afeó la traición de Iscariote. La reacción desmedida de la bancada del PSOE me llevó a buscar la intervención entera de Rufián para conocerla sin el tamiz de la manipulación. Tampoco nos escandalicemos por sus palabras. El griterío nos hace perder lo esencial del contexto, porque lo de menos es lo que les dijo; lo importante es la jeta del tal Rufián, que se permite el lujo de afear la abstención del grupo socialista cuando su partido ejerce de pareja erótica de la derecha catalana más rancia, la de Convergència, la de Pujol y Mas, la burguesía corrupta de los Països Catalans, la del 3%, la sodomía absoluta sin cal viva ni vaselina.

En esta impostada festividad de Halloween, quien da miedo es Rajoy, que se ha quitado la máscara y ha vuelto a ser el gallego de siempre. Era tan urgente lo de formar gobierno que ya lo anuncio el jueves si eso. Tanto debate en caliente para volver a la casilla de salida.

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