Aprovechando que Rajoy no me ha llamado para ser ministra, seguiré disfrutando de la libertad de expresión que me permite ejercer este diario y la circunstancia de no tener ese tipo de compromiso que, aunque apasionante, ha de ser también harto engorroso.

Rajoy ha hecho en parte las delicias del público, ese público que esperábamos, pues yo formaba parte del mismo, los nombramientos con la delectación del sibarita de la opinión. Y es que lo de que haya nombrado ministra de Defensa a esta especie de señorita Rottenmeier en versión Castilla La Mancha seguro que a más de uno le habrá puesto. Porque una Cospedal pasando revista a las tropas, con ese gesto que siempre tuvo de advertir el mínimo atisbo de roña debajo de las uñas, va a ser de lo mejor de la legislatura, una visión realmente fascinante. El nombramiento es un premio a sus desvelos y sufrimientos, tras los escándalos de corrupción que le hicieron rasgarse públicamente las vestiduras, en una especie de ordalía del partido en su conjunto. Ordalía que, aunque creo que no ganó, a Rajoy parece que le ha dado igual, porque él a la vista de cómo le han resultado las cosas ha de estar ya tan pancho y en el registro de Santa Pola ni está obviamente ni se le espera.

Celebro que haya mantenido a Soraya en su puesto y he de confesar que es lo que me deja más tranquila de todo su equipo, amén de lo de Montoro, que parece que no se casa con nadie. Y eso me encanta.

Por otra parte, como verán Rajoy ha jubilado a los tres más mayores, incluido el diputado García-Margallo del que hace unos meses se decía era aspirante a sustituto de Rajoy, y la mayoría de los nuevos ministros ha estudiado Derecho, cuando no tiene además alguna oposición. Dos de ICADE, dos exalcaldes, un embajador, un abogado del Estado y más méritos para un gobierno que al menos es de gente preparada, lo que de partida es un punto a favor del Gobierno, aunque obras son amores, por lo que ya veremos de lo que son capaces. Yo he echado de menos a Rivera en el equipo de gobierno, no sé si no se ha atrevido o no le han dejado dar el paso. Y, aunque se diga que Podemos no les va a dejar ni remotamente el beneficio de los cien primeros días, veremos si el PSOE es capaz de encabezar la oposición diligente que se le espera, ahora que se cuenta que Sánchez lleva varios días con el Peugeot dando vueltas sin cesar por las rotondas de los pueblos, lo que sin duda es de los mejores servicios que puede prestar a su partido.