Vivimos para pasarlo bien. O al menos eso es lo que sostiene la serie documental La fiesta. Una necesidad vital, que se estrenó de tapadillo en la matinal del domingo en La 2. Su primer episodio nos llevó a Brasil. Al Carnaval, con mayúsculas. Que es una forma de vida, como muy bien explicó el director y guionista, Jesús Alvira, a lo largo de los 60 minutos de duración de la entrega. Los cariocas, ante las cámaras, lo resumían con una frase. Aquí todos los asuntos se dejan para después de Carnaval. La fiesta marca el calendario. Todo comienza y todo acaba con la fiesta.
La mirada etnográfica de la serie combina muy bien con el formato de reportaje periodístico. De ahí que cueste creer lo abandonada que ha estado esta temática en la televisión pública. Tendríamos que remontarnos 30 años para encontrar De fiesta en fiesta, una serie de 30 minutos rodados en formato cine que nunca ha sido repuesta. Y cinematográficas vuelven a ser las texturas de la serie de Jesús Alvira.
Vivimos para pasarlo bien. Y para demostrarlo, su equipo ha inventariado un abanico de celebraciones, radiografiando algunas de las más representativas. El pasado mes de agosto, también sin avisar, La 2 emitió un documental de esta serie que recorría y reflexionaba por las fiestas españolas. ¿Qué rituales consideraría más representativos? ¿Qué cabría en una hora? Por supuesto que viajamos a Sevilla, a Valencia y a Pamplona. Pero me llevé una gran alegría al encontrar en el inventario los moros y cristianos de Alcoy y el Misteri de Elche. Intenté recuperar al día siguiente el excelente trabajo en la web de RTVE. No estaba. No hubo redifusión. Estaremos al tanto las mañanas del domingo porque es muy probable que ahora lo podamos recuperar.
