«Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo y saldrás triunfador en mil batallas».

Sun Tzu

Otra vez el terror llega a Europa a través de Estocolmo, con el mismo modus operandi de los radicales violentos del islam, similar a los atentados terroristas, de Niza o Berlín, ocurridos en julio y diciembre de 2016 respectivamente. «Vivimos una guerra terrorista, global, tecnológica y religiosa» sabiamente nos alertó Giovanni Sartori y agregaba, «Occidente y sus valores están en peligro». Mientras que esto ocurre las Naciones Unidas no encuentran solución al conflicto sirio y el llamado mundo civilizado tampoco.

«El extremismo islámico crece porque atrae a jóvenes de todo el mundo y su fuerza deriva de que se alimenta del fanatismo religioso. La guerra terrorista de Daesh es de una ferocidad que nuestra memoria histórica no recordaba. Es una guerra en la que es secundario el componente militar. Se ganará si sabemos reaccionar y no dudamos de nuestros valores y de nuestra civilización ético-política». Sartori. Por tanto y aún con mayor grado de razón debido al enorme poder que poseen las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram, VK), así como las plataformas de mensajería instantánea (Whatsapp, Telegram, Snapchat, etc.), se hace imprescindible diseñar una contundente estrategia en contra de esta «Guerra terrorista, global, tecnológica y religiosa»

En consecuencia, líderes políticos, gobiernos, representantes de comunidades islámicas, miembros destacados de la comunidad musulmana, dirigentes de las organizaciones o asociaciones de musulmanes en España, Europa y representantes de las fuerzas de seguridad e inteligencia deberían trazar líneas de actuación claras y suficientemente contundentes para poder contrarrestar el efecto que estos radicales violentos y virtuales se desempeñan con bastante acierto en las redes sociales.

Para ello, desde los sectores públicos y privados podrían fomentar las siguientes actividades:

-Campañas de concienciación sobre el Islam (narrar las virtudes y verdades de esta religión, desmitificando aquellas cuestiones que pudieran suscita cierta polémica en cuanto a la interpretación del Corán)

-Jornadas de sensibilización a los jóvenes musulmanes (implementar una serie de actividades lúdico-deportivas para conseguir que los adolescentes magrebíes puedan convivir junto a los jóvenes españoles y europeos para fomentar la integración social ante la diversidad.

-Campañas sobre realidad en Siria e Irak (interesante exponer con todo detalle y explicar a toda la comunidad musulmana de las realidades sociales que acontecen en estos territorios, siendo objetivos y tratando de ser lo más realista posibles. Esta medida debería ser difundida a través de medios de comunicación social; televisión, radio e Internet para que tenga una mayor difusión mediática)

-Talleres mixtos de actividades culturales (establecer una serie de actividades propias de los magrebíes y otras de la cultura española, de tal forma que pudieran entremezclarse ambas culturas y costumbres. Sería conveniente extrapolar esta iniciativa a todos los sectores de edad: jóvenes y mediana edad, mujeres y hombres)

-Respuesta conjunta ante atentados yihadistas (planificar una puesta en escena, tanto de comunidades musulmanas, comunidades islámicas y religiosas, como representantes de las diferentes administraciones ofreciendo un comunicado condenando severamente el ataque perpetrado por esos terroristas. Igualmente, esta idea debería divulgarse por los diferentes canales de comunicación social)

No se ha logrado una política comunicativa eficaz que permita hacer frente, no solo en el mundo virtual (webs.com), sino en el plano físico y territorial a estas amenazas que cada vez más siguen sembrando el terror en distintos puntos del mundo. Se debieran impartir clases en el sistema escolar nacional.

En conclusión, aunque estamos en medio de una guerra criminal-asimétrica y crónica tenemos que actuar con inteligencia y ética ante un enemigo cruel y oportunista que aprovecha el daño que inflige la corrupción en la democracia liberal como su más fiel cómplice para el desvío y lavado de dinero y así financiar a sus radicales y crueles atentados.

Pero las instituciones democráticas deben lograr el mayor grado de sensibilización y concienciación de los jóvenes en las comunidades musulmanas sobre el peligro y riesgo que conlleva este fenómeno en la sociedad, igualmente se deberá trabajar con los llamados países «no civilizados» termino discriminatorio referidos a los países donde existe una debilidad crónica en la gestión política-administrativa, Estados fallidos donde gravita el irrespeto a los derechos humanos universales, generan fracturas sociales graves, que predisponen una violación del medio ambiente, de conflictos internos que inciden negativamente sobre su propia población y sufren las peores consecuencias de los atentados terroristas. No obstante, me gustaría reiterar que solo desde la implicación de todos los ciudadanos libres y cada uno de los actores reseñados anteriormente, podríamos ganar esta fratricida guerra, lograr la paz y labrar un futuro mejor para las próximas generaciones.