Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Fernando Ramón

Cantidad y calidad

El descenso del número de personas inscritas en las oficinas de empleo en abril representa un índice más de la senda de la recuperación económica que vivimos. Son datos que poco a poco nos van alejando del precipicio al que con vértigo nos asomamos no hace tanto tiempo. Las comparaciones con meses, con años anteriores, suponen un respiro, pero no deben servir para desatar una euforia desmedida. Es incuestionable que se están formalizando mayor número de contrataciones.

Paulatinamente sigue creciendo el número de inscritos en la Seguridad Social, pero al poner el acento en el tipo de contratos que se están firmando es innegable que los temporales siguen siendo abrumadoramente mayoritarios. Esa circunstancia puede resultar todo un hándicap para asentar la economía española en el ciclo de bonanza hacia el que parece que nos dirigimos. Por el camino, se han quedado, eso sí, muchas ilusiones frustradas, muchos deseos incumplidos y una maltrecha sociedad que ha visto cómo muchos de sus componentes se han empobrecido material y emocionalmente. Por no hablar de la herencia que dejamos a nuestros jóvenes con unas relaciones laborales más deterioradas que las que nosotros recibimos.

Puede resultar gratificante que caigan las cifras del paro inscrito, pero no tenemos que olvidar que esa cantidad de desocupados menos debe venir acompañada de una mejor calidad del empleo, para abandonar la precariedad en la que anda instalado. De lo contrario, todo quedará en vano.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats